Redacción. El agua es un componente esencial para la vida. Su consumo regular asegura el buen funcionamiento del organismo, participando en procesos como la digestión, la absorción de nutrientes, la regulación de la temperatura corporal y la presión arterial, así como en la eliminación de desechos y el mantenimiento de la salud cognitiva.
La deshidratación, incluso leve, puede afectar la concentración, aumentar la fatiga e incluso causar calambres musculares, estreñimiento o dolores de cabeza.
Frente a la variedad de opciones disponibles, surge una duda común: ¿es mejor beber agua natural o agregarle limón? Según especialistas en nutrición y salud, ambas alternativas son saludables, aunque cada una aporta beneficios distintos.
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Beneficios del agua con limón
Incorporar limón al agua puede hacer más atractiva la bebida y favorecer el consumo de líquidos, algo crucial considerando que más de la mitad de los adultos no alcanza la cantidad diaria recomendada de hidratación: 15,5 vasos para hombres y 11,5 para mujeres, según Harvard Health Publishing.
El limón no solo mejora el sabor, sino que aporta vitamina C, antioxidantes y pequeñas cantidades de vitaminas del grupo B y potasio. Esta combinación contribuye a fortalecer el sistema inmunológico, proteger las células del daño oxidativo, mantener la presión arterial dentro de rangos saludables y apoyar la producción de energía.
Algunos estudios señalan que el agua tibia con limón puede favorecer la digestión y reducir la hinchazón, gracias al potasio presente en el fruto. Además, el citrato del limón ha demostrado desempeñar un papel protector frente a la formación de cálculos renales. El análisis publicado en Nutrients indica que el consumo regular de cítricos aumenta el citrato urinario, inhibiendo la cristalización del oxalato cálcico, principal responsable de las piedras en el riñón.
No obstante, el agua con limón no está exenta de precauciones. Su acidez puede irritar el estómago en personas con reflujo gástrico o sensibilidad digestiva. Asimismo, el contacto frecuente con el ácido cítrico puede debilitar el esmalte dental. Los especialistas recomiendan utilizar un sorbete, enjuagarse la boca con agua después de beberla o tomarla junto a las comidas para minimizar riesgos.

Agua natural: la base de la hidratación
A pesar de los beneficios del limón, los expertos coinciden en que el agua natural sigue siendo fundamental para cubrir las necesidades básicas del organismo. Una opción equilibrada consiste en consumir un vaso de agua con limón por la mañana, y mantener agua natural el resto del día. Exprimir medio limón en 240 ml de agua, una o dos veces al día, es suficiente para aprovechar sus beneficios sin comprometer la salud dental ni digestiva.
Tanto el agua natural como el agua con limón contribuyen a una correcta hidratación, clave para la energía, la concentración y el bienestar general. Incluir limón puede ser una estrategia útil para quienes buscan variedad o mejorar la ingesta de líquidos, siempre que se haga con moderación y priorizando el agua natural como fuente principal de hidratación. En definitiva, la elección depende del gusto personal y de las necesidades individuales, pero ambos hábitos son positivos para la salud.
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