Redacción. Un análisis reciente publicado en la revista Anesthesiology concluye que la anestesia general puede ser una opción segura tanto para madres como para recién nacidos durante las cesáreas, desafiando la noción de que los bloqueadores nerviosos (espinales o epidurales) sean la única alternativa confiable.
Tradicionalmente, los médicos han preferido los bloqueadores regionales, no solo por su efectividad para controlar el dolor, sino también por la preocupación de que la anestesia general pudiera afectar la salud neonatal. Además, factores sociales han reforzado la idea de que las madres deben estar despiertas para presenciar el primer llanto de su bebé y vivir el momento «perfecto» del parto.
Sin embargo, el nuevo análisis sugiere que esta práctica podría no ser necesaria para todas las pacientes. Investigadores agruparon datos de 36 ensayos clínicos realizados entre 1994 y 2023. Estos incluyeron cerca de 3.500 partos, comparando anestesia general y bloqueadores nerviosos durante cesáreas. Los resultados mostraron que, aunque los bebés nacidos bajo bloqueadores nerviosos obtuvieron puntuaciones ligeramente mejores en la prueba de Apgar y tuvieron menor necesidad de apoyo respiratorio inmediato, estas diferencias no fueron clínicamente significativas. No se observó un aumento del riesgo de ingreso a unidades de cuidados intensivos neonatales con anestesia general.
«Para los pacientes que están abiertos a la anestesia regional, el bloqueo espinal o epidural sigue siendo una excelente primera opción», señaló el Dr. Mark Neuman, profesor de anestesiología en la Universidad de Pensilvania y autor principal del estudio. «Pero tener conversaciones sobre anestesia general no tiene por qué ser un tabú. Los pacientes merecen conocer todas sus opciones».

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Anestesia general
El estudio también subraya un aspecto crucial: hasta 1 de cada 6 mujeres que reciben un bloqueo nervioso pueden experimentar dolor durante la cesárea. Esta situación puede resultar traumática. La anestesia general elimina esta posibilidad, ofreciendo una experiencia libre de dolor.
La Dra. Sarah Langer, residente de anestesiología y líder del estudio, enfatizó que el análisis proporciona a las mujeres un contexto basado en evidencia sobre las alternativas de anestesia. «El parto es un proceso exigente tanto física como emocionalmente, y queremos que las pacientes sepan que tienen opciones seguras para la cesárea», aseguró.
Aunque los ensayos incluidos en el análisis se realizaron mayoritariamente fuera de Norteamérica, los investigadores destacan la necesidad de estudios adicionales en Estados Unidos que comparen ambos enfoques. Con aproximadamente un tercio de los partos en EE. UU. realizados por cesárea, estos hallazgos podrían abrir la puerta a conversaciones más personalizadas sobre anestesia. Es decir, priorizando tanto la seguridad como la comodidad de las madres.
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