Redacción. Hablar consigo mismo, una conducta que muchos asocian con la infancia o la excentricidad, es en realidad un recurso valioso para el bienestar emocional y cognitivo a cualquier edad. Expertos en psicología destacan que verbalizar pensamientos —ya sea en voz alta o en murmullo— ayuda a organizar ideas, reducir la ansiedad y fortalecer la memoria.
El fenómeno, conocido como auto-diálogo externo, se diferencia del pensamiento silencioso. Mientras el diálogo interno ocurre en la mente, el diálogo externo se manifiesta de manera audible y cotidiana: repetir en voz alta una lista de compras, comentar lo que sucede en la cocina o ensayar mentalmente una conversación difícil. Según el profesor Ethan Kross, de la Universidad de Michigan, esta práctica “facilita la resolución de conflictos internos y prepara para conversaciones complejas, además de mejorar la estructura de los pensamientos”.
Investigaciones citadas por Kross muestran que pronunciar palabras relacionadas con una tarea concreta aumenta la eficiencia cognitiva y acelera la localización de objetos. Esto al activar el sistema de memoria de trabajo verbal. Así, el simple acto de verbalizar contribuye a la planificación y ejecución de acciones diarias, optimizando la gestión de la vida cotidiana.
Charles Fernyhough, profesor de la Universidad de Durham, señala que hablar solo no desaparece con la infancia. Según ella, resurgen los diálogos externos en la mediana edad, cuando disminuye la presión social. “Las personas se permiten expresiones antes contenidas, como hablarse a sí mismas, cantar o comentar espontáneamente sin preocuparse por la mirada ajena”, explica. Este hábito puede servir como estrategia de auto-cuidado, proporcionando acompañamiento emocional percibido y mitigando sentimientos de soledad.
Le puede interesar: Dolor de estómago: qué lo provoca y qué aconsejan los especialistas para aliviarlo
Hablar consigo mismo
Además, hablar con uno mismo puede mejorar el estado de ánimo y la motivación. Frases de autocalma, como “Estarás bien”, ayudan a aliviar la ansiedad, mientras que ensayar mentalmente decisiones importantes permite clarificar emociones y organizar prioridades. El auto-diálogo externo, por lo tanto, no es solo una forma de entretenimiento o hábito curioso, sino una herramienta para reforzar la confianza interna y tomar decisiones más conscientes.
No obstante, los especialistas advierten que la práctica debe contextualizarse. Según Kross, cuando el diálogo interrumpe relaciones sociales o se vuelve compulsivo, puede indicar un problema mayor. Rachel Goldsmith Turow, psicóloga en la Universidad de Seattle, enfatiza los riesgos del auto-diálogo negativo: repetir frases autocríticas como “Siempre fallo” puede aumentar la ansiedad y los síntomas depresivos. La clave, explican los expertos, es mantener conversaciones internas positivas, neutrales o funcionales, orientadas a la organización de pensamientos y la regulación emocional.
En definitiva, hablar solo no es un signo de excentricidad ni de soledad patológica: es un hábito que, bien gestionado, puede ser un aliado poderoso para la salud mental y el bienestar emocional, útil en cualquier etapa de la vida. La ciencia confirma que transformar pensamientos en palabras es una forma simple y efectiva de ordenar la mente, regular emociones y mejorar la memoria.
De igual importancia: Nariz tapada en la noche: causas ocultas y cómo aliviar la congestión, según expertos
