Redacción. El consumo diario de gaseosas dietéticas, que contienen edulcorantes artificiales como aspartamo, sucralosa, acesulfame K y sacarina, ha sido asociado por investigaciones recientes con posibles cambios en la función cerebral.
1. Metabolismo del aspartamo y neurotransmisores
El aspartamo se descompone en fenilalanina, ácido aspártico y metanol. La fenilalanina puede alterar el equilibrio de neurotransmisores en el cerebro, afectando el estado de ánimo, la concentración y la claridad cognitiva, especialmente en personas sensibles y con consumo prolongado.
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Según el neurólogo Luke Barr, la ingesta persistente de aspartamo podría tener un efecto acumulativo en la regulación del estado de ánimo y la función cognitiva.
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Estudios observacionales señalan una mayor tasa de deterioro cognitivo en consumidores frecuentes de edulcorantes bajos en calorías, aunque no prueban causalidad directa.
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2. Dolores de cabeza y migrañas
Algunos estudios vinculan el aspartamo con un mayor riesgo de dolores de cabeza y migrañas. El mecanismo exacto no está del todo claro, pero podría estar relacionado con la regulación vascular del cerebro y la actividad de los neurotransmisores.
3. Regulación del apetito y antojos
Los edulcorantes artificiales pueden alterar la capacidad del cerebro para asociar el dulzor con la ingesta calórica, modificando señales de hambre y antojos. Sin embargo, los datos son inconsistentes: la exposición a corto plazo puede reducir el deseo de dulces, mientras que la exposición prolongada tiene efectos variables.

4. Eje intestino-cerebro
Edulcorantes como aspartamo y sucralosa pueden afectar la microbiota intestinal, que a su vez influye en el cerebro a través del eje intestino-cerebro. Esto podría repercutir en la memoria, el estado de ánimo y la función cognitiva. No todos los edulcorantes presentan el mismo efecto; por ejemplo, algunos estudios muestran que sucralosa y acesulfame K no producen cambios significativos en la microbiota.
5. Recomendaciones de expertos
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Moderación: un consumo ocasional no parece causar efectos significativos, pero el consumo diario y prolongado podría tener consecuencias acumulativas.
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Alternativas: agua simple o infusionada, té verde, batidos de frutas, leche dorada y refrescos con edulcorantes naturales como estevia.
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Prevención: priorizar hidratación y dieta rica en nutrientes para proteger la función cognitiva.
El consumo diario de gaseosas dietéticas podría influir en neurotransmisores, regulación del apetito y microbiota intestinal, con posibles efectos acumulativos en la salud cerebral. La evidencia científica aún está en desarrollo, pero los especialistas recomiendan moderación y alternativas naturales como estrategia para mantener la función cognitiva y el bienestar general.
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