Redacción. Caminar no solo fortalece el corazón y regula el peso: según un reciente estudio de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, dar más de 5.000 pasos diarios podría ralentizar la acumulación de proteínas vinculadas al Alzheimer y retrasar el deterioro de la memoria.
La investigación, publicada en la revista Nature Medicine, siguió durante hasta 14 años la actividad física y la salud cerebral de 294 adultos mayores de 50 años sin deterioro cognitivo, integrantes del “Harvard Aging Brain Study”.
Los participantes usaron pulseras para registrar sus pasos y se sometieron a pruebas anuales de memoria y estudios cerebrales mediante tomografía por emisión de positrones (PET), que permiten detectar las proteínas tau y amiloide, ambas asociadas al Alzheimer.
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Un número concreto de pasos para proteger el cerebro
El análisis mostró que incluso caminar más de 3.000 pasos diarios proporciona beneficios medibles para la salud cerebral. Sin embargo, estos efectos se vuelven más destacados al superar los 5.000 pasos diarios, alcanzando su punto óptimo entre 5.001 y 7.500 pasos.
Según los investigadores, este hallazgo ofrece una meta alcanzable para que los adultos mayores protejan su función cognitiva, que incluye habilidades como pensar, recordar, aprender y razonar.
“La caminata es una acción que debería promoverse activamente desde la salud pública”, afirmó el doctor Ricardo Allegri, investigador en neurociencias del Conicet y jefe de Neurología cognitiva del Instituto Fleni en Argentina. Destacó la originalidad del estudio al vincular la actividad física con la reducción de la proteína tau, relacionada directamente con el deterioro cognitivo, y no solo con la amiloide.

La caminata como estrategia preventiva
La doctora Julia Dudley, jefa de investigación de Alzheimer’s Research del Reino Unido, coincidió en que mantenerse activo es beneficioso para la salud cerebral. Además, podría ayudar a ralentizar el deterioro de la memoria y el pensamiento.
No obstante, aclaró que el estudio demuestra una relación, pero no prueba de manera directa que caminar frene los cambios del Alzheimer. “Se necesitan ensayos clínicos adicionales para evaluar el impacto directo de la actividad física sobre la enfermedad y su prevención”, señaló.
Jorge Franchella, médico deportólogo y cardiólogo de la Universidad de Buenos Aires, aseguró que la caminata “es una forma simple de salir del sedentarismo”. Y que estos resultados refuerzan la importancia de promover la actividad física como medida para ralentizar el desarrollo del Alzheimer.
El Alzheimer, un desafío global
La enfermedad de Alzheimer afecta a más de 55 millones de personas en el mundo y cada año se diagnostican aproximadamente 10 millones de casos nuevos, según la Organización Mundial de la Salud. Esta condición neurodegenerativa se caracteriza por la acumulación anómala de proteínas, como la amiloide y la tau. Estas dañan las neuronas y afectan principalmente la memoria y el aprendizaje.
El estudio de Harvard también involucró a científicos de Canadá, Australia y Estados Unidos. Este subraya la importancia de la actividad física como factor de protección frente a la enfermedad. La investigación refuerza la idea de que un cambio simple en el estilo de vida puede contribuir a mantener el cerebro sano por más tiempo.
Aunque aún se requiere más investigación, estos hallazgos proporcionan una meta concreta y alcanzable para la población adulta: caminar más de 5.000 pasos al día no solo mejora la salud física, sino que también podría ser una estrategia eficaz para frenar el avance del Alzheimer y preservar la memoria.
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