Redacción. Las hemorroides son venas inflamadas en la zona anal o en el recto inferior, un problema frecuente que afecta aproximadamente a la mitad de los adultos mayores de 50 años, según datos del Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK). Pese a su prevalencia, existe un notable desconocimiento sobre sus síntomas, especialmente los menos evidentes.
Tipos de hemorroides y síntomas
Existen dos tipos principales:
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Hemorroides internas: se desarrollan en el revestimiento del recto inferior y suelen ser indoloras, aunque pueden causar sangrado rectal leve o prolapso (cuando el tejido sobresale por el ano).
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Hemorroides externas: se localizan bajo la piel alrededor del ano y pueden producir picazón, bultos duros y molestias al sentarse.
Aunque la mayoría de las personas asocia las hemorroides con dolor intenso, expertos como el Dr. Rudolph Bedford, gastroenterólogo de Providence Saint John’s Health Center, señalan que las hemorroides internas raramente duelen al evacuar; el dolor aparece principalmente si hay prolapso o inflamación local.
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Factores de riesgo menos evidentes
Diversos factores incrementan la presión en la zona anal, favoreciendo la inflamación del tejido hemorroidal:
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Estreñimiento crónico o diarrea frecuente.
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Permanecer sentado por períodos prolongados, especialmente en el inodoro.
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Dieta baja en fibra y baja hidratación.
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Debilitamiento de los tejidos de soporte con la edad.
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Embarazo o levantar objetos pesados de manera regular.
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Componentes hereditarios que predisponen a su aparición.
Signos que no siempre se reconocen
Además del dolor o los bultos visibles, las hemorroides pueden manifestarse mediante señales más sutiles:
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Picazón anal constante: puede confundirse con irritación común.
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Sangrado rectal leve: sangre roja brillante en el papel higiénico o en las heces.
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Prolapso intermitente: el tejido puede sobresalir del ano y regresar solo.
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Molestias al sentarse: más que dolor al defecar, la incomodidad aparece al estar sentado por mucho tiempo.
El Dr. Jeffery Nelson, cirujano colorrectal del Mercy Medical Center en Baltimore, explica que estos signos suelen ser los primeros indicios de inflamación, aunque pasan desapercibidos hasta que se intensifican.

Prevención y manejo
Los especialistas coinciden en que la primera línea de acción son cambios en el estilo de vida:
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Dieta rica en fibra y buena hidratación para ablandar las heces.
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Actividad física regular para mejorar la circulación y reducir la presión anal.
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Evitar pasar demasiado tiempo sentado, especialmente en el inodoro.
Tratamientos complementarios incluyen baños de asiento con agua tibia de 15 a 20 minutos diarios y cremas o ungüentos de venta libre para reducir inflamación y molestias. En casos persistentes, los médicos pueden recetar productos más fuertes o realizar procedimientos como ligadura con banda elástica, escleroterapia, fotocoagulación infrarroja o cirugía.
Cuándo buscar atención médica
Los expertos recomiendan consultar a un profesional si los síntomas duran más de una semana, el sangrado es recurrente o aparecen signos inusuales. La atención temprana permite recibir el tratamiento adecuado y descartar otras condiciones graves.
Reconocer los signos menos evidentes de las hemorroides, desde la picazón constante hasta el prolapso intermitente, es fundamental para un diagnóstico oportuno y para aliviar las molestias de manera efectiva.
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