Redacción. Despertar con una sensación arenosa o con residuos en los párpados es algo común para muchas personas. Sin embargo, los especialistas de Mayo Clinic advierten que cuando este síntoma se vuelve persistente o viene acompañado de enrojecimiento, molestias o alteraciones en la visión, podría ser una señal de problemas oculares que requieren atención médica.
La principal causa de este problema es la blefaritis, una inflamación en los bordes de los párpados que genera la acumulación de escamas o residuos cerosos, sobre todo al despertar. De acuerdo con la optometrista Barbara K. Tylka, especialista en enfermedades de la superficie ocular en la Clínica Mayo de Rochester (Minnesota), esta afección suele estar relacionada con una higiene palpebral deficiente, disfunción de las glándulas sebáceas o presencia de microorganismos.
La blefaritis se presenta en dos formas:
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Blefaritis anterior, que afecta la piel y las pestañas.
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Blefaritis posterior, que compromete las glándulas de Meibomio, encargadas de producir el aceite protector (meibum) que evita la evaporación rápida de las lágrimas.
Cuando estas glándulas no funcionan correctamente, el aceite se produce en menor cantidad o con mala calidad. “El problema radica en que cuando las glándulas producen aceite de menor calidad, la capa protectora de la película lagrimal se ve comprometida. Esto provoca una evaporación más rápida de la capa acuosa de las lágrimas y aumenta el riesgo de sequedad y molestias”, explica la Dra. Tylka.
Otra causa frecuente es la blefaritis por Demodex, un tipo de inflamación producida por ácaros microscópicos que habitan en la base de las pestañas. Aunque suelen formar parte de la flora normal de la piel, su proliferación excesiva puede provocar irritación y la aparición de collaretes, una especie de caspa cilíndrica alrededor de las pestañas.
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Síntomas que requieren atención médica
Las costras ocasionales no suelen representar un problema grave, pero los expertos recomiendan consultar a un especialista si se presentan otros síntomas como:
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Enrojecimiento persistente.
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Secreción excesiva o pegajosa.
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Dolor o ardor que interfieren con las actividades diarias.
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Cambios en la visión.
Estos signos podrían indicar infecciones como conjuntivitis bacteriana, alergias, enfermedades cutáneas (eczema, rosácea o psoriasis) o trastornos autoinmunes como el síndrome de Sjögren, que afecta la producción de lágrimas y saliva.
Medidas de prevención y cuidado diario
La higiene ocular es la primera línea de defensa para evitar la formación de costras. Los especialistas recomiendan incorporar una rutina diaria de limpieza similar al cepillado dental.
“La higiene conservadora de los párpados debería ser como cepillarse los dientes: constante y regular”, enfatiza la Dra. Tylka.
Las medidas básicas incluyen:
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Aplicar compresas tibias sobre los párpados cerrados durante unos minutos para ablandar las costras y desbloquear las glándulas sebáceas.
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Limpiar suavemente los bordes de los párpados con toallitas, espumas o aerosoles suaves sin receta, diseñados para uso ocular.
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Evitar frotar los ojos y mantener las manos limpias.
Tratamientos y cuidados adicionales
Cuando las medidas de higiene no son suficientes, el tratamiento varía según la causa. El médico puede indicar antibióticos tópicos u orales, tratamientos antiinflamatorios o terapias específicas para controlar enfermedades subyacentes. En algunos casos, se requiere la colaboración de un equipo multidisciplinario que incluya oftalmólogos, optometristas, dermatólogos o reumatólogos.
Para prevenir la sequedad ocular, los especialistas sugieren:
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Hacer pausas frecuentes frente a pantallas.
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Evitar el flujo de aire directo (como ventiladores o aire acondicionado).
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Usar gafas protectoras en ambientes con viento.
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Aplicar lágrimas artificiales sin conservantes cuando sea necesario.
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Consultar al médico sobre el uso de suplementos de omega-3, que pueden favorecer la salud ocular.
Aunque las costras en los párpados al despertar suelen ser inofensivas, mantener una buena higiene palpebral y prestar atención a los síntomas de alerta permite prevenir complicaciones. Con cuidados sencillos y constancia, la mayoría de las personas puede mantener sus ojos sanos y evitar molestias asociadas a la sequedad ocular o la blefaritis.
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