Redacción. Viajar en avión puede ser una experiencia estresante para el cuerpo y la mente. Entre los principales inconvenientes, los problemas digestivos son comunes tanto antes como durante el vuelo, y suelen estar vinculados a los alimentos consumidos en esas etapas. Según especialistas, elegir qué comer puede marcar la diferencia entre un viaje placentero o incómodo.
Comidas pesadas y difíciles de digerir
Evitar frituras, comidas muy condimentadas y alimentos de digestión lenta es clave antes de embarcarse. Claudio Plá, médico psiquiatra y psicoanalista con 30 años de experiencia en el tratamiento de la fobia a volar, señala que “no conviene cargar el estómago para subir al avión”. El objetivo es prevenir no solo molestias físicas, sino también ansiedad y malestar emocional durante el vuelo.
Alimentos fermentativos y bebidas gaseosas
El doctor Carlos Waldbaum, gastroenterólogo y especialista en endoscopia digestiva, advierte que los alimentos fermentativos y las bebidas con gas deben limitarse. “La presión reducida en la cabina facilita la expansión de los gases intestinales y puede aumentar el malestar abdominal”, explica. Esto aplica tanto para adultos como para niños y personas mayores, quienes pueden experimentar hinchazón o náuseas con mayor facilidad.
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Exceso de azúcar y alimentos ultraprocesados
Los snacks y golosinas muy azucaradas pueden alterar el sueño y generar malestar estomacal, especialmente en niños. En adultos mayores, la comida con alto contenido de sal puede favorecer la retención de líquidos y causar hinchazón en pies o manos.

Alcohol y café
Ambos deshidratan y pueden agravar la fatiga o el jet lag. Además, bebidas con alto contenido de azúcar o alcohol pueden modificar la glucemia, generando ansiedad o malestar durante el vuelo. La recomendación de todos los expertos es priorizar el agua, tomando al menos un vaso por hora de vuelo.
Comida de avión: seguridad y precauciones
Aunque el menú de los vuelos suele ser funcional y poco arriesgado desde el punto de vista digestivo (generalmente pasta, pollo o carne), la manipulación y el almacenamiento en catering pueden aumentar la presencia de bacterias. Quienes tienen sistemas inmunes comprometidos, adultos mayores o personas con afecciones específicas deben prestar atención a la procedencia y composición de los alimentos.
Consejos prácticos
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Llegar al avión habiendo comido hidratos de carbono de fácil digestión, como pasta, arroz, pizza o tortas, sin estar con el estómago vacío.
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Si hay nervios o ansiedad, optar por una barra de cereal o caramelos.
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Evitar comidas muy condimentadas si no se está acostumbrado a ellas.
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Mantenerse hidratado, priorizando el agua sobre gaseosas, alcohol o bebidas azucaradas.
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No esperar demasiado para ir al baño después de comer, para prevenir incomodidades durante turbulencias o largas filas.
En definitiva, un vuelo sin malestares digestivos depende tanto de la elección de alimentos antes y durante el viaje como de mantener hábitos saludables a bordo. La clave está en comidas ligeras, hidratación constante y evitar ingredientes que puedan generar gases, hinchazón o ansiedad.
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