Redacción. Un estudio reciente publicado en Frontiers in Medicine muestra que el bienestar emocional puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas graves, como cardiopatías, cáncer, diabetes y asma. La investigación analizó datos de 123 países y establece una relación directa entre satisfacción vital y salud física.
La investigación fue liderada por Iulia Iuga, de la Universidad 1 Decembrie 1918 en Rumania. El equipo utilizó la Escalera de la Vida, una escala del 0 al 10 que mide la satisfacción personal, para evaluar el bienestar subjetivo. Los resultados indican que solo cuando la puntuación supera 2,7 se observan beneficios tangibles en la salud. Por debajo de este umbral predominan el estrés y la sensación de “apenas sobrellevando” la vida diaria.
Cada incremento del 1 % en la percepción de felicidad se asocia con una disminución del 0,43 % en la mortalidad por enfermedades no transmisibles en personas de 30 a 70 años. La puntuación promedio de felicidad en la muestra fue de 5,45, con extremos de 2,18 a menos de 8.
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Mecanismos biológicos
El bienestar emocional influye en la salud a través de neurotransmisores y hormonas. Según la neuropsicóloga Lucía Crivelli, emociones positivas y hábitos cotidianos —como actividad física, exposición al sol, contacto con mascotas o consumo moderado de chocolate— aumentan dopamina, serotonina, oxitocina y endorfinas, mientras disminuyen cortisol, ligado al estrés y daño cardiovascular.
Por ejemplo, abrazar a un perro puede aumentar la oxitocina humana hasta un 300 %, activando circuitos neuronales que favorecen la salud mental y física.

Bienestar y hábitos saludables
El bienestar subjetivo también mejora la resiliencia frente a enfermedades. Personas optimistas muestran mayor adherencia a tratamientos médicos, menor riesgo de depresión y menos complicaciones cardiovasculares, según Harvard Health Publishing.
El estudio distingue entre bienestar hedónico (placer cotidiano) y eudaimónico (sentido de vida y propósito). Ambos contribuyen a la autopercepción de felicidad y potencian los efectos sobre la salud. Relaciones sociales saludables, entornos verdes y actividades con sentido amplifican estos beneficios.
Implicaciones para la salud pública
Los investigadores recomiendan integrar el bienestar emocional en la política sanitaria mediante:
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Promoción de estilos de vida saludables.
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Acceso a espacios verdes.
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Reducción del estrés y la disponibilidad de alcohol.
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Mejora de la calidad del aire.
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Aumento del gasto en salud y redes de protección social.
No se registraron efectos adversos por niveles altos de felicidad. Por el contrario, los beneficios aumentan conforme la población mejora su bienestar subjetivo, convirtiendo la felicidad en un recurso de salud pública que podría reducir la mortalidad por enfermedades crónicas.
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