Redacción. El cuerpo humano regula su temperatura mediante la transpiración, pero también transmite información sobre el estado físico y emocional. Según especialistas de la Universidad James Cook, existen dos tipos de sudor: caliente y frío, con causas, funciones y efectos diferentes.
El sudor caliente, o transpiración termorreguladora, aparece cuando la temperatura corporal aumenta por ejercicio o calor ambiental. El hipotálamo, encargado de mantener la temperatura interna, detecta este aumento y activa las glándulas sudoríparas ecrinas, distribuidas por toda la piel, especialmente en palmas y plantas de los pies.
El líquido secretado, compuesto principalmente por agua y sal, se evapora sobre la piel y ayuda a disipar el calor, evitando el sobrecalentamiento. Este tipo de sudor es normal y esencial para la regulación térmica.
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Sudor frío: reacción emocional
El sudor frío, o transpiración psicológica, se produce ante estrés, miedo, ansiedad o dolor. La amígdala cerebral activa al hipotálamo, que a su vez estimula las glándulas suprarrenales para liberar adrenalina y noradrenalina. Estas hormonas activan las glándulas apocrinas, ubicadas en axilas, rostro, perineo y zona mamaria, que generan un sudor más denso, rico en lípidos, proteínas y azúcares.
Este sudor puede aparecer en varias partes del cuerpo al mismo tiempo y funciona como señal de alerta emocional, tanto para la propia persona como para quienes la rodean.
Olor corporal: más fuerte en el sudor frío
El sudor no tiene olor al salir de las glándulas. El mal olor aparece cuando las bacterias de la piel degradan sus componentes. Estudios indican que el sudor frío produce aromas más intensos que el caliente, debido a la mayor concentración de proteínas y grasas liberadas por las glándulas apocrinas durante estados de estrés o miedo.
Señales de alerta para la salud
Observar la transpiración puede ayudar a identificar problemas de salud. Cambios inusuales en cantidad, distribución o características del sudor podrían indicar un trastorno subyacente. Expertos recomiendan consultar a un profesional de la salud ante cualquier alteración para descartar problemas hormonales, neurológicos o metabólicos.
En conclusión, el sudor es un reflejo del estado físico y emocional, y conocer sus diferencias permite interpretar mejor las señales del cuerpo y detectar posibles riesgos para la salud.
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