Redacción. Aunque la mayoría de las enfermedades bucodentales pueden prevenirse, afectan a cerca de 3,700 millones de personas en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Entre ellas, la gingivitis destaca como una afección común, silenciosa y potencialmente devastadora si no se trata a tiempo. Su aparente inofensividad la convierte en una amenaza latente para la salud oral y general.
El informe sobre la carga mundial de morbilidad de 2021 reveló que la caries dental no tratada en dientes permanentes es el trastorno de salud más común a nivel global. Sin embargo, la gingivitis, aunque menos visible, se encuentra entre las afecciones más prevalentes.
De acuerdo con The Conversation, entre el 50 % y el 100 % de adultos y niños la padecen en algún momento de su vida. Por su parte, la Cleveland Clinic estima que casi la mitad de los adultos mayores de 30 años presenta algún grado de enfermedad en las encías.
El problema se agrava en países de ingreso bajo y medio, donde el acceso a servicios odontológicos es limitado y los productos de higiene suelen estar fuera del alcance de la población.
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Qué es la gingivitis
La gingivitis es la fase inicial de la enfermedad periodontal. Se caracteriza por la inflamación de las encías a causa de la acumulación de placa bacteriana en la superficie dental. Esta placa, si no se elimina con una higiene adecuada, se endurece y forma sarro, lo que irrita los tejidos que rodean los dientes.
A simple vista, puede pasar desapercibida. Sus primeros signos —como el enrojecimiento, la hinchazón, el sangrado al cepillarse y el mal aliento persistente— suelen confundirse con molestias menores. Sin embargo, su evolución sin tratamiento puede provocar daños irreversibles, como la pérdida de hueso y, eventualmente, de las piezas dentales.
Una amenaza silenciosa y multifactorial
Una de las razones que la convierte en una “amenaza silenciosa” es que no suele causar dolor en sus primeras etapas. Según Cleveland Clinic, cuando la enfermedad avanza, puede generar sensibilidad térmica, retracción de las encías y molestias al masticar.
No obstante, su origen no se limita a una higiene deficiente. The Conversation subraya que los cambios hormonales —durante la pubertad, el embarazo, el ciclo menstrual o el uso de anticonceptivos— pueden aumentar la vulnerabilidad.
Además, enfermedades sistémicas como la diabetes o la leucemia, junto con medicamentos que reducen el flujo salival o alteran la microbiota oral, también elevan el riesgo.
El consumo de tabaco, alcohol y azúcares, así como las condiciones socioeconómicas adversas, son factores determinantes. Cleveland Clinic señala que los hombres y las personas con antecedentes familiares presentan mayor probabilidad de desarrollar gingivitis.

Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico solo puede realizarlo un profesional dental, quien evalúa signos como el sangrado, la inflamación, la movilidad o la retracción de las encías. Si se sospecha daño óseo, se recurre a radiografías para conocer la extensión del problema y descartar la progresión hacia periodontitis, una forma avanzada y destructiva de la enfermedad.
El tratamiento se enfoca en eliminar la infección y restaurar la salud bucal.
En etapas tempranas, mejorar las técnicas de cepillado y uso del hilo dental puede revertir el daño. Cuando la placa se ha convertido en sarro, es necesaria una limpieza profesional mediante instrumentos manuales o ultrasónicos.
Los procedimientos de raspado y alisado radicular ayudan a eliminar el sarro acumulado bajo las encías y a suavizar las raíces, dificultando la adhesión bacteriana.
Como refuerzo, los odontólogos pueden indicar enjuagues antimicrobianos, como la clorhexidina, por tiempo limitado. Sin embargo, su uso prolongado puede generar manchas en los dientes o alteraciones del gusto, advierte The Conversation.
La clave está en la prevención
La gingivitis es reversible si se detecta a tiempo. Mantener una higiene bucal constante y efectiva es la mejor defensa: cepillarse los dientes al menos dos veces al día, usar hilo dental, limitar el azúcar y acudir al dentista de forma regular.
Ignorar los primeros signos puede tener un alto costo. Cuando la gingivitis evoluciona a periodontitis, se produce una pérdida irreversible del hueso de soporte dental y, en consecuencia, la caída de los dientes.
Detectar, tratar y prevenir la gingivitis no solo protege la sonrisa, sino que preserva la salud y la calidad de vida a largo plazo.
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