Redacción. El ritmo acelerado de la vida moderna ha llevado a muchas personas a optar por comidas rápidas y procesadas, a menudo en detrimento de la calidad de la dieta. Sin embargo, especialistas en nutrición coinciden en que volver a la cocina casera y priorizar alimentos naturales puede mejorar la salud física y mental de manera notable.
Para Marianela Aguirre Ackermann, médica especialista en Medicina Interna y Nutrición e integrante del Grupo de Obesidad de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), los principales obstáculos no son los alimentos en sí, sino los hábitos automatizados: “Comprar sin planificación, pasar muchas horas sin comer, comer apurado o de pie y distraerse con pantallas son conductas que nos hacen perder el control sobre lo que ingerimos. Comer rápido suele llevar a comer de más y a una digestión pesada”.
Laura Romano, licenciada en Nutrición, subraya la importancia de los horarios y la organización. “Uno de los errores más frecuentes es comer de manera automática, mientras hacemos otra cosa. Así no registramos ni la cantidad ni el disfrute de lo que comemos”.
Por su parte, Mónica Katz, médica especialista en Nutrición y directora del Centro Dra. Katz, remarca que recuperar habilidades culinarias básicas es fundamental: “Cocinar juntos, preparar comida casera y reeducar nuestras costumbres alimentarias puede transformar nuestra relación con la comida”.
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Alimentos que no pueden faltar
Las especialistas coinciden en priorizar alimentos frescos y sin procesar: frutas, verduras, legumbres, cereales enteros, huevos y carnes magras. Aguirre Ackermann destaca que estos alimentos “no contienen aditivos, azúcares ocultos ni grasas trans”. Además, se asocian a un menor riesgo de enfermedades como diabetes tipo 2, hipertensión y trastornos cardíacos. Estudios como PREDIMED muestran que incorporar la dieta mediterránea puede reducir hasta un 30 % el riesgo de infarto o ACV.
Romano aclara que comer sano no implica eliminar completamente los alimentos procesados: “Lo importante es que la mayor parte de nuestra alimentación esté compuesta por productos naturales, lo que también beneficia la microbiota intestinal, la inmunidad y el estado de ánimo”.
Estrategias para comer saludable todos los días
Las nutricionistas ofrecen recomendaciones prácticas para incorporar hábitos saludables sin complicarse:
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Planificar compras y menús: Hacer una lista y prever ingredientes para todas las comidas evita compras impulsivas y desperdicio de alimentos. Incluso comenzar planificando solo una comida diaria puede marcar la diferencia.
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Cocinar por tandas y usar el freezer: Preparar cereales, verduras al horno, huevos duros o sopas por la noche permite tener opciones listas para toda la semana.
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Tener alimentos listos y accesibles: Lavar, cortar y almacenar verduras adecuadamente facilita armar ensaladas o guarniciones rápidas, evitando la tentación de productos procesados.
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Optar por recetas simples: Ensaladas con garbanzos, atún, huevo y tomates cherry, listas en cinco minutos, son ejemplos de preparaciones nutritivas y rápidas.
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Involucrar a la familia: Cocinar juntos fortalece lazos y permite transmitir habilidades básicas de cocina y hábitos saludables.
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Elegir alimentos de estación y accesibles: Legumbres y huevos son económicos, rendidores y nutritivos. Las frutas y verduras de temporada suelen ser más baratas y sabrosas.
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Desmitificar el costo y la dificultad: Comer sano no implica gastar más ni dedicar todo el fin de semana a la cocina; aprovechar cada momento de preparación es suficiente.
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Aceptar flexibilidad y placer: La regla del 80/20 —comer sano el 80 % del tiempo y permitir indulgencias el 20 %— ayuda a mantener hábitos sostenibles y a disfrutar de la comida.
Katz resume el enfoque central: “No se trata de prohibir, sino de mantener un patrón alimentario saludable. La cantidad, calidad y frecuencia de consumo son lo que realmente importa”.
Volver a la cocina, priorizar alimentos naturales y organizarse puede parecer un desafío, pero, según las expertas, los resultados valen la pena: más energía, mejor salud y una relación más consciente con la comida.
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