Redacción. Un grupo de investigadores de Alemania, liderados por Lorenz Meinel, desarrolló un sensor molecular que detecta la gripe a través del sabor en la lengua.
Esta innovación ofrece una opción simple, rápida y accesible para enfrentar la gripe, una enfermedad que cada año provoca entre 290.000 y 650.000 muertes según la Organización Mundial de la Salud.
El sensor funciona porque, si la persona tiene gripe, libera un sabor intenso a tomillo en la boca, según el estudio publicado en la revista ACS Central Science.
El sabor lo provoca el timol, una sustancia segura y conocida que también se utiliza en productos de higiene bucal.

Detección rápida y sin equipos
El nuevo método no requiere hisopos nasales ni máquinas de laboratorio, que suelen ser costosos o incómodos. El sensor utiliza la reacción con una enzima llamada neuraminidasa, que es propia del virus de la gripe.
Esta enzima, identificada por la letra “N” en nombres como H1N1, corta ciertos componentes en las células y permite que el virus las infecte.
En el estudio se detalla: “El sensor busca alejarse de detectores y máquinas y acercarse a un detector disponible para cualquiera, en cualquier lugar y en cualquier momento: la lengua”.
El desarrollo se motivó por tres razones principales. Primero, la gripe puede transmitirse antes de que se manifiesten los síntomas. Segundo, las pruebas de PCR pueden ser exactas, pero su costo y demora impiden su uso masivo. Tercero, los test caseros tienen ventajas, pero no identifican infecciones en las primeras etapas.
Para lograr que la prueba sea efectiva, el equipo de diferentes instituciones de Alemania diseñó una molécula especial unida al timol.
Solo la neuraminidasa viral puede separar ese enlace y liberar el sabor, lo que asegura que solo las personas con gripe perciban el sabor a tomillo.

Los investigadores indican que “la lengua puede percibir la señal y así alertar al usuario sobre una posible infección gripal”.
Cómo actúa el sensor
Los ensayos de laboratorio demostraron que, al probarse en saliva de personas infectadas, el sensor libera el timol en menos de 30 minutos. Ninguna de las pruebas encontró efectos tóxicos en células humanas o animales.
Los científicos calcularon la cantidad necesaria de sensor para que cualquier persona pueda percibir el sabor sin riesgo.
Las cantidades van de 2,1 a 11,5 miligramos, según el umbral de percepción del timol y la actividad de la enzima en cada paciente.
La investigación contó con apoyo del Ministerio Federal de Investigación, Tecnología y Espacio de Alemania.
Las ventajas de la innovación permiten usar el sensor en chicles, pastillas o películas orales, que pueden emplearse en el hogar o en lugares con mayor riesgo de contagio.

Otra ventaja del sensor es su uso sencillo y sin indicaciones médicas complejas.
La persona coloca el sensor en la boca y espera el sabor; si detecta el gusto herbal, puede consultar a un profesional de la salud para confirmar el diagnóstico y tomar medidas, como el aislamiento voluntario.

