Ruy Díaz Díaz, PhD
El Magister Marcial Solís, en Casa de Gobierno, decretó con frase lapidaria ¡Las Normales ya no existen! El eco de la condena sufrió una metamorfosis y las ondas sinusoidales longitudinales que salieron de los labios del maestro Solís reverberaron en los oídos del grupo político que dirige la UPNFM bajo el vocablo ¡Oro!
El mejoramiento del proceso enseñanza-aprendizaje no fue objeto de discusión para dictar sentencia. Lo relevante fue garantizar el cuasi-monopolio de la formación de docentes a manos de una institución cuyas falencias son legendarias y, por supuesto, justificar su enorme presupuesto.
Se eliminó la iniciativa que representaba el Instituto de Educación Superior que, apoyada desde la Secretaria de Educación, significaba una opción con presupuesto accesible y propuesta curricular innovadora y se condenó a las Escuelas Normales, que no encuentren respaldo en el partido de gobierno, al ostracismo y la desaparición.
En ese contexto, se propuso a algunos diputados diferentes alternativas que rescataran la centenaria experiencia de las Escuelas Normales en la formación de docentes, una de las cuales incluía la posibilidad que graduarse de las mismas se convierta en requisito sine qua non para ingresar a cualquier Centro de Educación Superior formador de formadores (UPNFM, UNAH u otro creado ad hoc).
A este respecto, el ex militante de LIBRE, diputado Eduardo Coto Barnica, retomó el tema y aceptando la tesis que la formación docente requiere de una vocación que se termina de consolidar en el Nivel Medio, presentó al pleno del Congreso Nacional en Agosto 20, 2015 un Proyecto de Ley tendiente a dar vida a un Bachillerato Técnico Profesional (BTP) con Orientación en Educación impartido únicamente por las actuales Escuelas Normales, cuyo título sería requisito para ingresar al Nivel Superior en cualquier área afín a educación.
El Proyecto de Ley presentado por Coto Barnica tiene varias virtudes. Por un lado resuelve parte del problema que en su momento externó Marcial Solís referente a la excesiva oferta de docentes y la poca capacidad de espacios laborales ofertados por el gobierno. Además, se supera el problema de reubicación, traslados y exonerados que está realizando la Secretaria de Educación (justificación falas de la suspensión de los concursos 2015) y mejora sustancialmente la formación de docentes.
La propuesta de Coto Barnica no contraviene ninguna Ley, reglamento ni disposición vigente relacionada con la administración del sistema educativo y garantiza la continuidad del cuasi-monopolio de la formación de docentes a manos de la UPNFM por mediación de las licenciaturas tradicionales con muy poca opción laboral (enseñanza de la matemáticas, español, etc.), el programa de educación continua y de formación inicial de docentes que adquieren relevancia y los programas que deberán crearse para los docentes que laboran en los BTP. Por ahora y hasta las reformas pertinentes, la Carrera de Pedagogía que oferta la UNAH pierde su salida laboral en lo que concierne al sistema de educación.
De esta manera, la propuesta del “ex resistente” y diputado “no indignado” representa una opción salomónica frente a la espada de Damocles que pende sobre la existencia de las Escuelas Normales.
