¿Sabía que existieron? Conozca cómo eran los autos nucleares

Fuente: El Clarín

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Autos nucleares

REDACCIÓN. La búsqueda de energías alternativas para la propulsión de los autos no es algo actual, sino que se remonta a varias décadas y por motivos muy diversos.

En las discusiones sobre qué hacer para adaptarse a la imparable electrificación del automóvil algunos expertos consideran que será imprescindible renovar la apuesta por la energía nuclear para producir electricidad suficiente.

Eso da pie a recordar que entre los años cincuenta y sesenta incluso se pensó que la energía nuclear podría ser empleada directamente en automoción, no en vano comenzaron a diseñarse buques y submarinos atómicos, usando pequeños reactores nucleares.

Ford Gyron, el auto atómico de tres ruedas
Ford Gyron, el auto atómico de tres ruedas

Obviamente, eran “de bolsillo” utilizando “combustible” de baja radioactividad, mucho menor que la utilizada en las centrales nucleares y, por supuesto, “ridícula” si la comparamos con la empleada con fines militares.

Las marcas americanas fueron las más activas en este sentido. Y el recuerdo de aquellos autos, que jamás entraron en producción, perdura y ha llegado a los más jóvenes a través de un videojuego: Fallout 3.

Esos «locos» autos nucleares

La antesala fue la creación, en aquella misma época, de algunos vehículos a turbina -procedente de la aviación-. El generador nuclear daba el calor necesario para crear vapor de agua que movía la turbina, la cual entregaba la potencia a las ruedas.

Fue en 1958 cuando los primeros ejemplos de autos nucleares o atómicos hicieron su aparición pública.

Ford Nucleon
Ford Nucleon.

En el Salón de Ginebra, Packard-Studebaker presentó el Astral, un vehículo con un diseño futurista que parecía sacado de un cómic. Tenía una sola rueda, y un sistema de giróscopos se ocupaba de estabilizarlo y cambiar de dirección.

Por su parte, Ford anunció el Nucleon, un curioso prototipo de pick-up del futuro con cabina delantera y una parte trasera reservada para el el reactor.

El Ford Nucleon, como todos los otros intentos, tampoco pasó la fase de prototipo. Eran tantas las dudas sobre su seguridad que los ingenieros de la marca no quisieron firmar el proyecto.

En la siguiente edición del Salón de Ginebra, el francés Robert Opron presentó el Simca Fulgur. Su techo burbuja parecía inspirado en nave espacial y, de hecho, fue la respuesta a un encargo de la revista Tintín.

Simca Fulgur
Simca Fulgur.

No está claro si la propulsión era nuclear o eléctrica, aunque algunos dicen que se le montó un motor convencional para que la maqueta que pudiera circular. La marca distribuyó fotos del vehículo en diversos entornos urbanos.

​Hubo otro proyecto francés, el del Arbel Symmetric, nacido en 1951 como «automóvil convencional», pero que en 1957 iba propulsado por un generador térmico nuclear con 40 kW, usando un combustible elaborado a partir de residuos nucleares. El gobierno francés lo prohibió.

Vale destacar que uno de los puntos fuertes de estos automóviles fue su autonomía, ya que las barras de uranio necesarias para hacer funcionar el reactor permitían recorrer más de 8.000 kilómetros.

Sin embargo, tenían más inconvenientes que ventajas. Por ejemplo, el tamaño, el peso y el aislamiento del reactor, ya sea por el calor generaba y por la protección de los ocupantes y del entorno de las radiaciones emitidas.

Los rusos, por su parte, reivindicaron haberse adelantado con un automóvil inventado por el Profesor Ramodin, pero no estaba resuelto el problema del blindaje.

Sus orígenes y evolución

El interés por este tipo de vehículos comenzó mucho antes. Ya en 1937 se analizó la posibilidad de un automóvil que usara el radio como combustible.

Ford X2000
Ford X2000.

 

Desde 1903 se conocían las posibilidades de este elemento que se encuentra en minas de uranio, pero la idea fue abortada después de llegar a la conclusión de que se necesitarían 50 toneladas de plomo para proteger a los ocupantes.

Más adelante, en enero de 1941, la revista Popular Mechanics publicó un artículo del Dr. RM Langer en el que proponía el uso del uranio-235 como combustible.

Y más adelante William Bushnell Stout, reconocido ingeniero y creador del futurista Scarabab -el primer monovolumen de la historia-, apuntó en la misma dirección.

Ford no abandonó el proyecto. También en 1958 presentó el X2000, y dos años después, el Gyron, de tres ruedas.

En 1962, exhibió el Seattle-Ite XXI, con doble eje delantero. Algunos sostienen que no llegó a construirse,  aunque las fotos -gracias a montajes- pudieron parecer lo contrario.

Ford Seattle-Int XXI
Ford Seattle-Int XXI.

Estos prototipos mostraron algunas ideas brillantes (algunas incorporadas en los autos actuales)-, como por ejemplo el ordenador de a bordo, el radar anticolisión, y giroscopios, entre otros.

Aunque el inconveniente del aislamiento pudiera resolverse (Goodyear anunció en 1959 un compuesto de caucho que podría absorber radiaciones), quedaba otro: al tener una reacción continua, el reactor no se apagaba así como así.

Esto, amén del problema de seguridad que podría causar la mala utilización de un combustible radioactivo.

Nuevo milenio

En 2009, Cadillac mostró un concept car usando tecnología nuclear. Se trata del Torium, que se basa en el uso del torio como combustible atómico. El torio es más abundante que el uranio y es el metal que mejor capacidad energética tiene (200 veces superior al uranio).

Cadillac Torium, prototipo de 2009.

El Torium, que conmemoraba el centenario de la adquisición de Cadillac por General Motors fue diseñado por el artista Loren Kolesus.

Por otra parte, la NASA también ha experimentado recientemente con motores nucleares pequeños, los denominados SAFE, aunque el peso continúa siendo un lastre.

El automóvil nuclear o atómico es un concepto complicado, aunque nadie puede predecir su futuro.

Fuente: El Clarín

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