Redacción. Cuando una persona queda expuesta a la posibilidad de contraer la infección por el coronavirus en un avión, un restaurante, o un supermercado, sería ideal contar con un aerosol que anule la capacidad de los virus respiratorios de colonizar la nariz y la garganta.
Un estudio realizado en los Estados Unidos abrió la posibilidad de determinar con precisión las rutas que sigue el coronavirus para entrar y salir de las células de la nariz de las personas. Se vislumbran también blancos a los que podrían apuntar futuros tratamientos.
“Nuestras vías respiratorias superiores son la plataforma de lanzamiento no sólo de la infección de nuestros pulmones, sino también de la transmisión a otras personas”, explicó el doctor Jackson, quien comparte la autoría principal del estudio -el primero en describir con detalle molecular la infección nasal por COVID-19- con el doctor Raúl Andino, profesor de microbiología e inmunología de la Universidad de California en San Francisco (UCSF).
La nariz y las vías respiratorias están recubiertas de tejido epitelial formado principalmente por tres tipos de células. Estas son:
- células basales
- células caliciformes
- células multiciliadas
Estas células constituyen aproximadamente el 80% de todas las células del epitelio nasal.
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Las células multiciliadas forman una barrera protectora que impide la entrada de virus en las vías respiratorias. Jackson y sus colegas se centraron en dos estructuras de las células epiteliales multiciliadas: los cilios y las microvellosidades.
Aunque ambas son bien conocidas, ninguna de las dos estructuras se había implicado anteriormente en la forma en que el virus entra o sale de las células que recubren las vías respiratorias.
Los cilios son apéndices en forma de “espagueti” que brotan de las superficies externas de varias células. Están recubiertos por una fina capa de una proteína llamada “mucina”. Está estrechamente relacionada con la proteína clave del moco, y, sobre ella, una capa de moco.
Los cilios epiteliales de las vías respiratorias superiores atraviesan esta capa de mucosidad. Su latido sincronizado genera una onda que empuja la mucosidad y las partículas atrapadas en ella, como un río de movimiento lento, hasta el lugar donde puede ser expectorada o, alternativamente, tragada y digerida.
Otra característica común a prácticamente todas las células animales son las microvellosidades, que son como pequeñas espigas que se extienden desde la superficie celular. Las microvellosidades pueden agarrar y transportar partículas subcelulares y vesículas.