Redacción. Un potente terremoto de magnitud 8.7 sacudió este miércoles la costa oriental de Rusia, concretamente en la península de Kamchatka, informó el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
El movimiento telúrico, registrado en horas de la noche, ha generado una alerta de tsunami en varias regiones del Pacífico Norte, incluidas zonas costeras de Japón, Alaska, Hawái y la isla estadounidense de Guam.
El epicentro del sismo se localizó a aproximadamente 133 kilómetros al sureste de Petropávlovsk-Kamchatski, capital de la región de Kamchatka, y a una profundidad de 74 kilómetros.
A pesar de la considerable magnitud, la profundidad del evento ayudó a mitigar parte de su impacto destructivo en tierra firme, aunque la amenaza se desplazó rápidamente hacia el mar, activando protocolos de emergencia por riesgo de tsunami.
El Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico, con sede en Hawái, advirtió sobre la posibilidad de olas de entre 1 y 3 metros de altura que podrían alcanzar las costas de Rusia, el archipiélago japonés y zonas del Pacífico occidental como Guam y partes de Alaska.

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Incluso se mencionó el riesgo de olas de más de 3 metros en áreas cercanas al epicentro. La entidad estadounidense indicó que las olas podrían impactar en las próximas tres horas a partir del evento.
Monitoreo
Las autoridades meteorológicas japonesas confirmaron la alerta y pidieron a la población abstenerse de acercarse al litoral. “No se aventuren mar adentro ni permanezcan en las playas hasta nuevo aviso”, alertó el organismo nipón. Asimismo, señaló en particular a la isla de Hokkaido como zona de posible impacto.
La península de Kamchatka, ubicada en el Lejano Oriente ruso, se encuentra en una de las regiones sísmicamente más activas del planeta, al ser punto de encuentro entre las placas tectónicas del Pacífico y Norteamérica.
Este evento ocurre apenas diez días después de otro sismo, de magnitud 7.4, registrado en la misma región el pasado 20 de julio. Dicho temblor fue seguido de múltiples réplicas; sin embargo, no provocó daños significativos.
Hasta el momento, no se han reportado víctimas ni daños materiales de consideración, pero las autoridades continúan evaluando la situación. Equipos de monitoreo sísmico y vigilancia costera se han desplegado en las zonas potencialmente afectadas. Además, se mantiene una vigilancia constante sobre la evolución del oleaje.
