Redacción. En la ciudad de San Pedro Sula, Cortés, un hombre ciego de nacimiento ha transformado su discapacidad en una fuente de inspiración y esperanza para miles de personas. Rubén Vásquez, fundador de la Escuela Luis Braille, ha dedicado su vida a empoderar a quienes, como él, enfrentan los desafíos de la ceguera.
A continuación, exploraremos su historia, los logros de su organización y los obstáculos que ha superado a lo largo de más de tres décadas de labor incansable.
Una infancia marcada por el glaucoma
“Soy una persona ciega desde nacimiento. Tengo la enfermedad de glaucoma y me sometí a algunas operaciones oftalmológicas que me permitieron ver con baja visión a los 16 años, pero quedé completamente ciego nuevamente mientras estudiaba para ser maestro de educación primaria”, relata Rubén.
Su juventud estuvo llena de retos, desde adaptarse a la pérdida de visión hasta encontrar formas de continuar su educación. Fue necesario viajar a El Salvador para recibir rehabilitación antes de regresar a Honduras y retomar su sueño de convertirse en pedagogo.
La fundación de un sueño
En 1987, al enfrentar la falta de oportunidades laborales debido a su discapacidad, Rubén tomó la decisión de fundar una escuela para personas ciegas. Con el apoyo de su familia, amigos de la iglesia y la comunidad, inauguró la Escuela Luis Braille el 6 de julio de ese año. “Decidí crear esta escuela para brindar a las personas ciegas y con baja visión la oportunidad de formarse, rehabilitarse y ser independientes”, explica.
La institución ofrece enseñanza del sistema Braille, capacitación en el uso del bastón, y programas que fomentan la autonomía personal y profesional. Además, trabaja con personas de todas las edades, desde niños hasta adultos mayores, ayudándoles a superar el impacto inicial de la ceguera y a integrarse plenamente en la sociedad.
Obstáculos personales y sociales
Rubén no solo ha enfrentado barreras físicas, como calles sin accesibilidad, sino también barreras humanas. “Hace poco, una empresa de transporte me negó un boleto porque exigían que viajara acompañado. Este tipo de actitudes limitan nuestra independencia”, denuncia.
También ha tenido que luchar contra prejuicios en instituciones educativas y laborales, donde a menudo se niega la inclusión de personas con discapacidad visual. Su activismo lo ha llevado a intervenir en casos de discriminación, defendiendo el derecho de sus estudiantes y egresados a una educación y empleo dignos.
Impacto y logros de la escuela
En casi 38 años, la Escuela Luis Braille ha cambiado la vida de miles de personas. Muchos de sus estudiantes han alcanzado el éxito como profesionales, comerciantes y ciudadanos productivos. Rubén recuerda con orgullo las historias de familias que llegaron desesperadas y encontraron una nueva esperanza en el centro. “Es difícil afrontar la ceguera, pero es posible superarla con el apoyo adecuado”, afirma.
La institución también ha ampliado su alcance, estableciendo sedes en Atlántida, Colón, Intibucá, El Paraíso y Yoro, donde brinda servicios gratuitos a las personas ciegas. Sin embargo, esta labor no está exenta de desafíos financieros.
Lucha
Rubén lamentó la falta de respaldo del Gobierno. “Estamos peleando porque no quieren pagar el presupuesto asignado, que ya es una miseria. Nos deben casi 150 mil lempiras, una cantidad insuficiente para un año de servicio”, denunció. Esta situación obliga a la escuela a organizar actividades para recaudar fondos y evitar su cierre.
Asimismo, hizo un llamado a las autoridades y a la sociedad para cambiar de actitud. “Más que un cambio de gobierno, necesitamos un cambio de mentalidad. Debemos servir a las necesidades de la población y hacer cumplir las leyes que ya existen”, explicó.
A pesar de las dificultades, Rubén sigue trabajando con pasión y dedicación. “Yo ya me formé y eduqué, pero lo hago por las generaciones futuras. Si no apoyamos estas instituciones, ¿qué será de ellas?”, reflexiona.
Su compromiso va más allá de la educación. Ha intervenido en universidades y lugares de trabajo para garantizar la inclusión de las personas ciegas, demostrando que una sociedad más inclusiva es posible.
Cómo apoyar
La Escuela Luis Braille necesita el apoyo de la comunidad para continuar su labor. “Nos pueden encontrar en la colonia Villa Florencia de San Pedro Sula y en nuestras redes sociales, Luis Braille HN. También tenemos una cuenta bancaria para donaciones”, invita Rubén.
Para contactarlos directamente, puede llamar al 504-3210-1023. Cada contribución es un paso hacia un futuro más inclusivo y lleno de oportunidades para las personas ciegas en Honduras.
La historia de Rubén Vásquez es un testimonio de resiliencia, valentía y amor por los demás. Su legado inspira a todos a derribar barreras y a construir una sociedad más equitativa donde nadie quede atrás.
Dato: La Escuela Braille Luis Braille, fundada por Rubén Vásquez en 1987, es la única institución en la zona norte de Honduras que brinda educación y rehabilitación a personas ciegas y con baja visión, con servicios completamente gratuitos.
Frase: «He luchado con las uñas durante 38 años por esta institución, llevando educación y rehabilitación a miles de personas ciegas».