El drama minutos antes de la muerte de Roberto Rodríguez

Roberto Rodríguez fue un talentoso joven que sobresalio el en mundo del periodismo deportivo y hasta hoy es recordado por los hondureños.

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Roberto Rodríguez.

SAN PEDRO SULA, HONDURAS. Noticia de última hora, tres colaboradores de Corporación Televicentro sufren un accidente de tránsito saliendo de El Progreso….eso, eso sonaba allá lejos de un día sábado porque los desfiles acaparaban la mayor parte de los medios de comunicación.

Don Roberto Rodríguez descansaba junto a su familia aquella mañana, pero había algo muy dentro que ocurría que incluso ellos no entendían o no querían entender, hasta que una llamada les cambió la vida por completo.

Así comenzamos a relatar el momento en que murió el joven periodista deportivo Roberto Rodríguez, a los 29 años de edad, un sampedrano que llevaba en sus venas el fútbol, alguien que desde su niñez y adolescencia era proactivo, carismático, sociable, le gustaba ayudar a los demás sin condiciones y sobre todo era humilde.

«Chepe», como le decían por cariño sus allegados y familia, vivió sólo con su mamá «Conchita» porque don Roberto (67) tenía otra familia. Durante su etapa adolescente estudió en el Centroamericano Cristiano con el apoyo económico de don Roberto. Al egresar de allí pensaba estudiar una ingeniería en la Universidad Nacional Autónóma en el Valle de Sula, pero por consejo de su padre terminó cursando periodismo, graduándose finalmente en 2011.

Su papá le ayudó a anclarse laboralmente a eso de los 19 años, posteriormente se fue abriendo camino hasta llegar a ser un conocido cronista deportivo.

Roberto tenía una hermana en New York de nombre Évelin Amparo y en Honduras a Stella Rodríguez, con quien pasaban en constante comunicación. Robertito iba a visitarlos a la casa de su padre, de vez en cuando celebraban juntos los cumpleaños y en fin hubo muchos momentos de felicidad.

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Roberto Rodríguez, periodista de televisión.

La oficina de Roberto quedaba cerca a la de Ten 10, donde su papá, así esporádicamente,  le visitaba para ir a conversar a lo que llamamos «cosas de hombres» y a beberse un refresco.

Su hermana comentó a Diario TIEMPO que nunca le conocieron formalmente una novia, tampoco dejó hijos, pero respetaba mucho a las mujeres, según añadió. Roberto aún no tenía planes de casarse, pero sí seguir especializándose en lo que más le apasionaba.

«El último cumpleaños de él no lo pudimos compartir juntos porque estaba en Cuba por el partido de la Selección de Honduras.  Luego regresó, pero como era un «loco» aficionado del fútbol (entre risas),  al final no pudimos celebrarlo en familia. Ya mi cumpleaños, el 20 de abril del año de su muerte,  sí compartimos, reímos, celebramos y todo eso», añadió su hermana.

«La última vez que lo miré fue una semana antes del accidente, estuvo en la casa y en ese tiempo mi papá estaba recuperándose de un accidente, pues dialogamos y luego él se despidió de mi papá, le dio un beso a mi hija y nos dimos lo que no imaginé…un último abrazo. «, destacó la progreseña.

Roberto y su sobrina.
Roberto Rodríguez y su sobrina (Foto archivo). 

DÍA DE SU MUERTE (2012)
Roberto se levantó temprano como siempre ese sábado, pero esta vez había un motivo aún más profundo, tenía que ir a cubrir los desfiles patrios del 15 de septiembre. El recibió una llamada de su papá preguntándole que para dónde iba, Roberto le respondió que para El Progreso por el evento de ese día y luego a una entrevista con el alcalde de La Lima. Su padre le respondió: «hijo,  no vayas, por qué vas a ir si no te toca, recordá que sos de deportes».

Pero Robertito insistió: «hay papá, usted sabe que siempre busco destacar». Don Roberto Rodríguez quedó inquieto esa mañana por la «terquedad» de su hijo, sin embargo, no podía hacer más nada.

La mamá de Roberto, quien trabaja como secretaria en el Hospital Mario Catarino Rivas de esta ciudad, dispuso tempranito a plancharle su camisa morado-lila, al llegar a Televicentro le dijeron que se la cambiara de color porque iba a salir en cámaras y no estaba bien la coordinación, pues no tuvo más opción que regresar a casa, se cambió de camisa color blanco y su mamá le dijo: «¡Que guapo te ves hijo!» «¡Hay mamá, parece que voy a un velorio!», ¡»No diga eso mijo!», cerró la conversación y le dio la bendición, pero esta vez para siempre, aún sin ella darse cuenta.

Padre de Roberto.
Padre de Roberto Rodríguez

Roberto regresó a Televicentro y tomó su micrófono, en un carro Ford Ranger, doble cabina, color blanco, y de placa PCK 1366, conducido por Maynor Espinal, de 38 años, y el camarógrafo Javier Rodas, fueron a El Progreso y tranquilamente dio mediana cobertura a los desfiles .

Al filo de las 7:30 de la mañana Roberto y sus compañeros emprendieron recorrido con destino a La Lima y en su trayecto comenzaron a «textiar» con su padre de esta manera:

«¡Ajá Chepe! ¿Ya estás en El Progreso? Sí, ya hice las entrevistas ¿Ya venís de regreso? Voy llegando a La Lima», esta fue la última conversación marcada a eso de las 8:15 minutos, aproximadamente 14 minutos después sucedió lo peor: Roberto Rodríguez hijo perdía la vida en un accidente junto a su compañero, el motorista Maynor Espinal a la altura del sector Coowle, a 100 metros del puente El Comandante, al ser embestido por otro vehículo tipo camioneta Hylux, doble cabina, de placa PCU 8908, en la que viajaba una familia conformada por José Ulises Martínez (36), su esposa Lurvin Jiménez (33) y sus dos hijas de nueve y 10 años de edad, respectivamente (familia sobrevivió al final).

Rodríguez falleció en el lugar del impacto, mientras que el motorista Espinal murió en el centro asistencial, donde fue remitido junto con los demás heridos y lesionados a La Lima luego de ser sacado de la cabina del vehículo donde había quedado atrapado tras el choque, pero el camarógrafo Javier Rodas logró salir con vida.

última cobertura de Roberto.
Última cobertura de Roberto Rodríguez un 15 de septiembre. 

Hasta ese momento corría sangre en la carretera, los curiosos se acercaban para observar el trágico accidente, mientras que los elementos de la Dirección Nacional de Tránsito (DNT) daban entrevistas a los medios de comunicación suponiendo que lo sucedido habría sido por un exceso de velocidad por parte del vehículo donde se transportaba el equipo periodístico.

Don Roberto, esposa e hijas descansaban como todo fin de semana en casa, aunque había ruido por los desfiles, ellos no encendieron los televisores, como que algo ocurría, pero no lo comprendían. A eso de las 10:30 de la mañana sonó el teléfono y contestó don Roberto, entonces le dijeron que se había mencionado de un accidente de trabajadores de Televicentro. Don Roberto dijo: «¡Mi hijo está allí!», pues ellos no dieron nombres en ese momento porque lo desconocían, minutos pasaron y la inquietud se agudizaba, comenzó nuevamente a timbrar el teléfono y esta vez lo llamaba un amigo de El Progreso que estaba cubriendo el suceso, dicha persona procedió a darle la lamentable noticia y le dijo que lo tomara con calma aunque muy dentro sabía que era algo imposible, don Roberto no lo creía, gritó a los demás miembros de la familia y dispusieron a ir a lugar de los hechos para saber en realidad qué era lo que había pasado.

Roberto en el estadio.
Roberto Rodríguez era una apasionado por el fútbol. 

El vehículo arrancó, pero el tráfico era enorme, por lo que  decidieron dejar el automóvil  estacionado a un lado de la carretera y caminaron hasta el lugar. Cuando llegaron se enteraron que en verdad se trataba de su adorado Roberto, lágrimas, llanto, gritos, sentimientos encontrados al mirar al gran Roberto tendido en el carro y desangrado.

«Esa imagen no se me olvida nunca, fue horrible y dije ¡No puede ser, mi hermanito tirado allí!exclamó su hermana.

La mamá de él tampoco lo sabía y la gente se le acercaba para darle el pésame y ella no se explicaba, con los minutos le dijeron de lo ocurrido y ella decía ¡No puede ser, lo acabo de preparar en la casa! sin duda fue doloroso», aseveró nuevamente la joven hermana.

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Especialistas Forenses indicaron después que Roberto iba en la parte trasera y sin cinturón, mientras que sus amigos adelante. Robertó había rebotado dentro del carro al momento del accidente, impactó su cuerpo con el vidrio, dijeron además que su dentadura se desquebrajó y su espina dorsal básicamente se quebró por completo.

Stella y su hija.
Stella y su hija, ambas parientes del occiso Roberto Rodríguez. 

Tiempo después Roberto fue despedido por familiares y amigos en San Pedro Sula. Ahora Stella manifiesta que siempre lo recuerdan, cada 15 de septiembre van al cementerio a poner flores, actualmente don Roberto parece estar un poco disimulado de la situación, pero muy dentro de él  la realidad es otra.


RECUERDO DE REINER GERMER 

«No conocí una persona más apasionada que Roberto, para él todos los días de trabajo era un nuevo comienzo. Recuerdo que el día de su muerte me llamó muy temprano, pero yo estaba dormido, a eso de las 7 miré la llamada perdida, se la devolví y no me contestó, por ello nunca supe qué me quería», señaló Reiner.

Agregó que «en esa ocasión yo estaba como jefe de publicidad de un periódico y ya cuando iba camino a La Ceiba por San Juan Pueblo, miré un tráfico horrible, más nos sabía que se trataba de Roberto, en eso me cayó una llamada de una colega que me dijo que me estacionara donde estuviera porque tenía una lamentable noticia…era la muerte en un accidente de Robertico».

Reiner.
Reiner Germer, amigo y colega de Roberto Rodríguez. 

«Cuando lo dijo me quedé helado; es decir, no lo podía creer porque me acababa de llamar, seguí mi camino, pero al día siguiente regresé, le debo decir que no tuve los ánimos de ir al velorio, ni al entierro y ni al programa del siguiente día. Roberto era una persona extraordinaria e incondicional, madridista hasta la muerte y apasionado por el periodismo deportivo», finalizó diciendo.


LA DESPEDIDA

El féretro de Roberto Rodríguez  fue arropado con las banderas de sus dos grandes equipos: Olimpia y Real Madrid.

Cuando el ataúd con los restos del «Roro» como era conocido, descendían a la fosa, quienes lo acompañaron a su última morada le dieron el adiós con un minuto de aplausos. Roberto Rodríguez del Portillo, padre del fallecido, comentó sereno en la despedida de su hijo que cada vez que lo visitaba en su oficina conversaban de temas de acontecer nacional.

“Teníamos grandes alegatos, era muy crítico, se tiraba grandes risadas, era bonachón, de todas las cosas buenas que me han contado de Roberto escribiría un libro y Dios lo reciba en su seno”, se despidió su progenitor.

Su compañero y amigo del alma José Jorge Villeda se despidió de él diciendo que “Roberto se ganó el corazón de nosotros, más que un amigo era un hermano, fue un amigo incondicional y nos gustaba viajar con la Selección Nacional».

Cuando le daban el último adiós.
Cuando le daban el último adiós.

«adiós roberto»