SOMBRA
Para arrancar la semana con el pie izquierdo, las liebres se revolvieron en las contingencias como enjambre sin reina. Denuncian que el titular se volvió invisible y que no se le ve ni la sombra… Rumoran que con suerte se cruza por la oficina cuando ya hasta los ratones bostezan. ¿Será que le agarró gusto a lo “paraca”?
ESTRIBILLO
Y echándole más leña al fuego, los encapuchados de pies a cabeza no solo señalan al titular fantasma, sino que repiten su estribillo eterno: que las contingencias ya no es comité, sino madriguera de mapaches; que ahí no se reparten tareas, sino cuchillos para las espaldas de las bases; y que los sueldos adeudados están quedando como promesas de campaña.
CURA
En una panacea digna del reino de algodón y las biciversas, la ministra se tomó una hora entera en el palacio para anunciar con bombos y platillos su “gran” innovación: el delivery de medicamentos. Una joya, a la medida de un sistema donde en el Seguro apenas encuentran el cuadro básico. Como dicen en el barrio: prometer no empobrece… pero tampoco cura.
BÚNKER
Entre las mil y una ilegalidades rebombas, le sacaron otro trapito al barbón, con todo y su discreto búnker camuflado en su oficina como un espacio anexo. Según los cuentos de pasillo de un exdiputado de la DC, ese cuartito no es precisamente para meditar, sino para cerrar tratos en penumbra, donde la transparencia brilla… pero por su ausencia.
BARRIDA
La cosa se puso color de hormiga en las gloriosas, donde la paranoia por las lealtades divididas y los susurros de doble mando desataron barrida en las comunicaciones. El plan es claro: sacudirse a los de linaje azulejo y sembrar con abono a la flota rojinegra.
DOMINICAL
Como si le corriera sangre dorada por las arterias, un funcionario de segundo rango afloró el repudio de la muchachada en Siguatepeque, montado en su carruaje blindado, escoltado por una troca con seis guardaespaldas a bordo, sin contar al chófer, para que en pleno festín dominical hicieran una parada en un famoso restaurante a tomar sus sacrosantos alimentos y a recetarse el buen café.
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