TROPICAL
Oficialmente, arrancó la temporada de caza mayor del general, que ahora apunta sus binoculares contra los de la pluma y el micrófono. Públicamente, con un desparpajo que hiela la sangre, admitió que ha “escudriñado” la vida de los periodistas, basándose no en pruebas, sino en los chismes de pasillo, cual tiranía de opereta que convierte el rumor en expediente. Y así, al estilo de dictadura tropical, pretenden amordazar la crítica, silbando una marcha de la impunidad.
CONSOMÉ
Volvieron los encapuchados, esta vez a la Dirección de Parques, donde ya no se tragan al tal Chilo ni aunque lo sirvan en consomé. Dicen los manifestantes que el susodicho convirtió la institución en finca familiar, donde acomoda a su familión, encubre mapaches y maltrata a las bases.
POSADA
Y mientras el monte arde, el director decidió empacar sus tiliches para acuartelarse en otra oficina, no fuera que las brasas de las protestas lo alcancen. Cuentan las malas lenguas que ya pidió posada con un tal Dago, allá en el instituto del aromático, donde espera que el humo no lo siga y que logre dejar ese incendio atrás entre cafetales.
COBRANZA
Allá en el órgano colegiado ya suenan más las campanas de cobranza que los teléfonos, porque con el secuestro de documentos por parte de la ATIC, los informes quedaron atrapados en la maraña fiscal. Resultado: Ni un centavo sueltan para las imprentas, los del transporte y demás proveedores, que ahora andan detrás de ellos como cobradores.
ÁBACO
Sin empacho ni calculadora, el Rembombo volvió a hacer gala de su alergia a los números. Tras intensos cabildeos y muchas promesas bajo la mesa, jura que solo le faltan cuatro votos para aprobar su aclamada Ley de Injusticia Tributaria. Eso sí, debería ir pensando en comprarse un ábaco, porque el rey de los tomatos se lo cantó clarito: que no cuenten con ellos si realmente saben contar.
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