ASPIRADORA
En un mar de lágrimas quedaron los actuales empleados de lo que en su tiempo fue la “sanidad”, ahora convertida en territorio de recortes sin anestesia. Porque ahí no andan pasando escoba, sino aspiradora. Y cuidadito con pedir aumento, que desde 2022 esa petición se considera casi un sacrilegio presupuestario. Al que ose siquiera insinuarlo, lo evaporan más rápido que alcohol en quirófano.
BARCO
Se desató la bailarina al reconocerse como resignada en «tivi» nacional, respondiendo por la única responsabilidad que se le ha asignado aparentemente para bajarse por voluntad propia del escenario. Según su versión de los hechos, ella ni suma ni resta en el barco refundacional. A fin de cuentas, se ha sentido más útil para el álbum de fotos que para las decisiones de peso.
CENCERRO
Con el circo de carpas parchadas que han montado los emergentes, ya se empieza a despejar el humo del espectáculo. La bulla fuerte es que tanto la DC como el partido del Romeo ya ensayaron la coreografía y van plegados a los azulejos. Mientras tanto, en el PSH, entre siesta y siesta, podrían despertar justo en octubre… pero no para ser opción, sino para echarle la vaca al oficialismo con todo y cencerro.
TIMÓN
Eso sí, en la DC no todos amanecieron entonando coros celestiales. Porque un azulado con trayectoria hasta televisiva aspira a ser presidenciable, y los de casa ni enterados, como el capitán que soñaba con el timón, pero quedó como náufrago en su propia balsa, llorando traición y alegando que la sede fue asaltada.
PLANILLA
Mientras unos se sacan los ojos por la candidatura presidencial, otros van directo al cuello denunciando al regidor todopoderoso que, no contento con ir de primero en la planilla de diputados, también acomodó a su esposa en la casilla once. Según las malas lenguas, ya no juega a la política, sino al monopolio familiar.
PILA
¡Pilas, que no es chiste! ¿Quién será el funcionario que ahora desfila de foro en foro, luego de casi tres años sin dar entrevistas para mantenerse en el anonimato? Pista: utiliza las cámaras y los micrófonos para balbucear y lavarse las manos en una pila de pretextos, peor que Poncio Pilato.
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