Redacción. Este 13 de julio se conmemora otro aniversario del asesinato de Riccy Mabel Martínez, una joven estudiante de magisterio cuyo brutal crimen estremeció a Honduras en 1991. Su secuestro, violación y homicidio marcaron un punto de quiebre en la historia del país.
Aunque dos militares fueron condenados, muchos aún creen que los verdaderos responsables nunca enfrentaron la justicia.
Riccy Mabel Martínez Sevilla, originaria de La Ceiba, Atlántida, era estudiante de tercer año de magisterio en la Escuela Normal Mixta Pedro Nufio, en Tegucigalpa.
Un visita mortal
Un mes antes del crimen, su amigo Rubén Hurtado Padilla había sido reclutado para el servicio militar obligatorio. El sábado 13 de julio de 1991, Riccy Mabel decidió visitar sola el Primer Batallón de Comunicaciones, en Las Tapias, a las afueras de Tegucigalpa, con la intención de solicitar la liberación anticipada de su amigo.

Ese mismo día, Riccy Mabel desapareció. Más tarde, las autoridades confirmaron que hombres armados la secuestraron, la violaron y la asesinaron. Exámenes forenses realizados por el FBI en Estados Unidos revelaron que al menos cuatro hombres participaron en el crimen.
El lunes 15 de julio, alrededor de las 7:30 de la mañana, varias llamadas anónimas alertaron a la policía sobre el paradero de Riccy Mabel. Al llegar al lugar, los agentes encontraron su cuerpo desnudo y mutilado en una hondonada de cinco metros de profundidad. Los asesinos lo habían colocado sobre una piedra, semi sumergido boca abajo en el cauce de la quebrada El Sapo, cerca de la colonia Cerro Grande, frente al cerro El Berrinche, en Comayagüela.
Fue torturada
El cadáver mostraba signos de tortura extrema: fracturas en el cráneo y otras partes del cuerpo, dientes quebrados, lengua cortada, entre otras vejaciones. La brutalidad del ataque reveló niveles de sadismo y barbarie poco comunes.
Las autoridades judiciales condenaron al coronel Ángel Castillo, jefe del batallón, y al sargento Santos Llovares. Este último se autoinculpó, aunque luego se retractó. En 1992, la justicia sentenció a Castillo a 16 años y medio de prisión por violación y homicidio, pero en 1998 la Corte anuló su condena.
Llovares recibió una pena de 10 años y medio por homicidio. Tres años después de su encarcelamiento, el coronel recuperó su libertad sin que la prensa nacional lo reportara ampliamente.

El asesinato de Riccy Mabel marcó un antes y un después en Honduras. Este caso detonó el inicio del proceso de desmilitarización del país y puso fin a la impunidad absoluta de las Fuerzas Armadas. También fue el primero en utilizar pruebas de ADN en un juicio penal.
Treinta y cuatro años después, el nombre de Riccy Mabel sigue vivo en la memoria colectiva. Su historia ha recobrado fuerza ante el próximo estreno de una película basada en su vida y su trágica muerte, una producción que podría arrojar nueva luz sobre un caso que, para muchos, tiene aún varios cabos sueltos.