Redacción. La madrugada del miércoles 1 de enero, Angie Nicoll Rivera, de 20 años, fue asesinada presuntamente por su pareja, Medardo Galeano, de 26 años, dentro de su vivienda en Catacamas, Olancho y este jueves han salido más detalles revelados por su familia.
A las 7:00 p.m. del pasado martes, 31 de diciembre, una hermana de Angie, desde Estados Unidos, alertó a sus familiares en Honduras al no lograr comunicarse con ella. Dos de sus hermanos acudieron a la vivienda para buscarla, encontrándose con Medardo, quien aseguró que Angie había salido a realizar un mandado.
Sin embargo, al continuar la búsqueda, encontraron el cuerpo de Angie escondido debajo de la cama. Según declaraciones del padre de la joven, su hija habría sido asesinada a golpes, en lo que describió como un acto de «tortura».
El padre de Angie también reveló que la joven había sufrido agresiones previas por parte de Medardo. Aunque no lo comunicó directamente a su familia, una cuñada de Angie lo supo, y fue hasta después de su muerte que un hermano compartió lo ocurrido.
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Intento de fuga y captura
Tras el asesinato, a Medardo lo vieron caminando por las calles con la hija que tenía en común con Angie, de entre 2 y 4 años. Según testigos, el hombre pretendía escapar, pero agentes de la Policía Nacional lo capturaron esa misma noche.
Actualmente, el sospechoso se encuentra bajo custodia y enfrentará un proceso legal. Mientras tanto, la menor quedó bajo el cuidado de sus familiares, según informaron medios locales.
El caso de Angie se suma a las más de 200 muertes violentas de mujeres registradas en Honduras durante 2024, cifra que, aunque menor en comparación con años anteriores, sigue alarmando. Las autoridades han reiterado su compromiso de combatir este flagelo, pero la realidad demuestra la urgencia de acciones más contundentes.
