Redacción. Desde el 2018, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) implementó el programa regional de Retorno Voluntario Asistido (RVA) con el fin de facilitar el retorno de personas migrantes a su país de origen, entre ellos miles de hondureños.
El RVA tiene como objetivo realizar un retorno voluntario, digno, ordenado, seguro de migrantes y, sobre todo, para aquellos que carezcan de los recursos necesarios para hacerlo, según OIM.
Actualmente, el programa funciona en 11 países de América Latina: Honduras, México, Guatemala, Panamá, Costa Rica, Colombia, Venezuela, El Salvador, Belice, Nicaragua y Brasil.
De acuerdo con Marina Cardina, asistente del programa de RVC en Tapachula, México, el retorno voluntario forma parte del proceso migratorio y está reconocido como un derecho humano en diversos instrumentos internacionales. Por ejemplo, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, o la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus Comunidades.
Agregó que éste no debe confundirse con una deportación, ya que el programa cuenta con algunos elementos esenciales: 1. Que la persona que pretenda regresar lo hace libremente, sin presiones de ningún tipo. 2. Que su retorno se basa en una decisión fundamentada en información actualizada e imparcial.
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Retornos dignos
El jefe de las oficinas de la OIM en Tapachula, Eli Cruz, detalló que durante los retornos, como organización buscan evitar poner en peligro a los migrantes: «Son retornos dignos porque anteponemos los derechos y las necesidades de las personas a cualquier otra consideración. También nos apegamos al principio de confidencialidad al salvaguardar los datos personales de quienes participen en el programa. Además, recopilamos, utilizamos, transferimos y almacenamos la información que recibimos de acuerdo con normas nacionales e internacionales de protección de datos».
Como parte del proceso realizan en privado entrevistas individuales y comparten con cada potencial beneficiario información clara y precisa sobre cómo funciona el programa. Y en caso de detectarse un riesgo en los análisis individuales, las personas se transfieren a servicios especializados.
Se maneja que cada retorno es coordinado con las autoridades de los países para facilitar la documentación de identidad y de viaje. Igualmente se coordina con consulados y organizaciones que ofrecen servicios especializados en caso de que alguien no sea elegible para el programa.
Relación positiva
Para el caso de Honduras, el cónsul hondureño en México, Javier Molina Gonzáles, dijo que la relación que se mantiene con la OIM y el programa de retorno voluntario ha resultado «positivo».
«En este momento, la relación que hemos tenido ha resultado muy positiva. La OIM nos ha apoyado en las repatriaciones, más que nada en la cuestión concreta del viaje en avión. Hemos trabajado bien, muy coordinadamente, finalmente para nuestros connacionales que son repatriados. Es una buena relación porque logramos esto en muy corto tiempo», expresó el cónsul hondureño.
