Redacción. Durante más de un siglo, el enigma genético detrás de los pelajes anaranjados de los gatos jengibre y los patrones únicos de los gatos carey había desconcertado tanto a científicos como a amantes de los felinos.
Un reciente hallazgo confirma una teoría propuesta en 1912 por el genetista estadounidense Clarence Cook Little, quien vinculó la coloración del pelaje de los gatos con el cromosoma X.
Según su hipótesis, el color naranja dependía de una variante en este cromosoma, lo que explicaba por qué los gatos jengibre son predominantemente machos y por qué las hembras carey, con sus patrones mixtos de naranja y otros colores, son más comunes.
Little también predijo que los gatos machos, al tener sólo un cromosoma X (XY), serían completamente anaranjados o no anaranjados, mientras que las hembras (XX) podrían heredar variantes de ambos colores, dando lugar a los patrones carey.
Además, destacó que las hembras completamente anaranjadas serían poco comunes, ya que necesitarían dos variantes del gen naranja.
Por otro lado, casos raros de machos carey o calicó generalmente se explican por anomalías cromosómicas. Por ejemplo, la presencia de un cromosoma X adicional (XXY), una condición que también causa esterilidad.
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El gen «naranja» al descubierto
Los equipos de investigación de Japón y Estados Unidos han identificado a ARHGAP36 como el gen clave que controla el color naranja.
Este descubrimiento, publicado recientemente, reveló que una mutación por deleción en el gen afecta el desarrollo del folículo piloso.
En las áreas anaranjadas del pelaje, el gen permanece activo de manera constante, mientras que en las áreas no anaranjadas, se inactiva casi por completo.
Los gatos anaranjados no son una novedad, se han encontrado representaciones de estos felinos en arte egipcio antiguo y en gatos momificados. Indica que su coloración distintiva ha existido durante milenios.