Honduras. A pesar de los esfuerzos y las llamadas constantes, la violencia contra los periodistas en Honduras sigue en aumento. En lo que va del año 2024, se han registrado un total de 22 denuncias por agresiones a periodistas, informó Saúl Bueso, asesor legal del Comité por la Libre Expresión (C-Libre).
El abogado y defensor de los derechos humanos expresó su preocupación ante el alarmante «patrón». En enero se registraron 17 denuncias y en estos primeros días de febrero ya se han presentado 5 más.
«Es inaceptable seguir informando sobre la continua amenaza a la que siguen estando expuestos los periodistas», dijo Bueso a Noticieros Hoy Mismo. «Es especialmente preocupante que el Estado no ha dado una respuesta», agregó.
El abogado recordó que, en el informe anual presentado ante las Naciones Unidas, se estableció claramente la obligación de Honduras de implementar medidas de seguridad para garantizar el trabajo seguro de los comunicadores. Sin embargo, lamenta que estas medidas no se estén aplicando de manera efectiva.
«El incremento en el número de alertas es alarmante. El año pasado se registraron 112 denuncias, de las cuales más de 40 provenían de las élites del Gobierno. Si el Estado, que tiene la responsabilidad de respetar los derechos humanos, no cumple con esta obligación, ¿qué podemos esperar del resto de la sociedad?», expresó.
Lea también: 99 periodistas han muerto violentamente en Honduras desde 2001
Incidencia en enero
En los últimos tres años han muerto tres periodistas hondureños, lo que «preocupa al gremio, porque puede ser un patrón», dijo.
En enero del 2022, se dio el asesinato del comunicador social y defensor de derechos humanos, Pablo Isabel Hernández Rivera, en San Marcos de Caiquín, Lempira.
Un año después, en enero de 2023, la violencia volvió a cobrar otra vida de un periodista hondureño: Carlos Gerardo Barahona, editor de Suyapa Medios, fue brutalmente asesinado a tiros cerca de su hogar en la colonia Kennedy, en la capital del país.
Este año, Luis Alfonso Teruel Vega, murió en un ataque perpetrado por desconocidos en el municipio de Atima, departamento de Santa Bárbara.
