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viernes, agosto 1, 2025

«Tenemos las horas contadas»: Refugio Patitas de Amor pide ayuda en Tela

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Redacción. El refugio de animales Patitas de Amor ha lanzado una desesperada llamada de auxilio. Con cerca de 300 animales a su cargo, la organización enfrenta una crisis financiera crítica que amenaza su vital labor. No tienen fondos para el terreno, alimento y medicamentos.

La situación es tan grave que, en sus redes sociales, Patitas de Amor ha comunicado: «Tenemos las horas contadas». A pesar de los esfuerzos diarios con rifas y diversas actividades, aún no logran los 2,000 lempiras necesarios para los gastos más básicos.

Muchos caninos llegaron enfermos y ahora se ven sanos y bien cuidados.

Solidaridad

El refugio insta a la solidaridad para cubrir la próxima mensualidad del terreno. Esto es clave para asegurar un espacio estable para los animales y evitar desalojos futuros, que ya han causado sufrimiento.

La dificultad se agrava por la alarmante falta de adopciones y la indiferencia que, denuncian, enfrentan a diario. «Totalmente ignorados. ¿Qué pasará? ¿Terminarán en la calle los rescatados? No hay para comida de gato, ni para limpieza, ni para pagar el terreno, no hay adopciones», expresaron con frustración.

El gasto de comida es bastante grande y muchas veces no lo pueden costear con rifas.

Asimismo, señalaron que la «presión» ha llevado a Patitas de Amor a la dolorosa decisión de no poder realizar más rescates. «Si dejamos de rescatar se enojan y comienzan a insultarnos».

«Sin tu apoyo no podemos lograrlo», insisten desde Patitas de Amor. Cada «granito de arena» es crucial para mantener a flote esta noble causa. Todos los animales bajo su cuidado están esperando una adopción responsable.

La fundación lamentó no seguir rescatando a más perritos por falta de fondos.

Si deseas colaborar, puedes hacer donaciones a las cuentas bancarias de Patitas de Amor. Es importante que revises su redes sociales y puedas enviar el comprobante para un mejor control de los fondos. La mayor esperanza del refugio es, un día, tener «la felicidad y tranquilidad de que el terreno es nuestro y nuestros peludos jamás, jamás serán vueltos a desalojar».

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