TEGUCIGALPA, HONDURAS. Hace siete meses el COVID-19 tocó tierras hondureñas y, desde su llegada, el mortal virus ha causada estragos, no solo en la salud de los hondureños, sino también en la economía.
Desde esa fecha, la curva ha ido hacia arriba, mientras que los esfuerzos por revertir la tendencia se ven opacados. Ahora, los casos están disparándose en el interior del país y en los demás lugares, el COVID-19 amenaza con una nueva ola de infecciones.
«En este momento, después de siete meses, no hemos bajado la curva, tenemos una gran cantidad de casos que va creciendo. Nos preocupa sobremanera porque esta segunda oleada o el rebrote va a venir del área rural a Tegucigalpa«, dijo la presidenta de la Asociación de Médicos del Instituto Nacional Cardiopulmonar, Suyapa Sosa.
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Zona rural, «desborde de COVID-19»
De igual forma, Sosa mostró su preocupación pues la zona rural «se está viendo desbordada» de contagios. Algo que atribuye a la poca preparación que hubo en dichas zonas para enfrentar el COVID-19, sumado al «deficiente sistema de salud«.
Explicó que «las autoridades rurales tampoco se prepararon con suficiente tiempo. Creyeron que la mayoría de los casos iban a ser en las grandes ciudades y de alguna forma relajaron lo que tuvieron que hacer en la parte de contención y prevención».
El departamento de Olancho fue intervenido por las autoridades sanitarias por el incremento de casos. Sosa apunta que una de las causas del alza es la reapertura económica y la movilización de la población.
«El gobierno no se preparó para contener esto. Ahorita lo que está haciendo son programas de alguna forma desorganizados, muy a la carrera, que tuvieron que haberse hecho hace siete meses para tener un impacto más positivo del que se puede tener en este momento».
Sosa: Gobierno no le dio importancia a la pandemia
Sosa es del criterio que la cuarentena al inicio «fue muy efectiva», puesto que había mucho miedo. «Las primeras ocho semanas hubo buen comportamiento de toda la población, la gente no salía, había mucha presencia policial en las calles. Solo circulaba personal de salud, la Policía, los que teníamos que estar trabajando», subrayó.
A criterio de la neumóloga, la respuesta del Gobierno ante la pandemia fue «pésima porque no le ha dado la importancia que ha tenido. Los actos de corrupción son cada día peor; se burlan del pueblo hondureño y del personal de salud que está expuesto».
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