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viernes, abril 19, 2024

¿Qué relación tiene el trastorno del sueño de un bebé con el autismo?

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Algunos niños y las niñas (bebés) manifiestan trastorno de sueño en su primer año de vida, lo que puede afectar al crecimiento del hipocampo, revelan estudios especializados.

Además, esa complicación, los investigadores la relacionan con un futuro diagnóstico de autismo.

Según los expertos, en el desarrollo de sus averiguaciones científicas, descubrieron que dentro de la muestra de 400 bebés que fueron diagnosticados con autismo, tuvieron problemas de sueño.

«En nuestro trabajo sobre la intervención temprana en el autismo, observamos que los problemas del sueño frenaban a los niños y a sus familias», comentó Annette Estes, directora del Centro de Autismo de la Universidad de Washington, en Seattle (Estados Unidos).

«Hasta un 80 por ciento de los niños con autismo tienen problemas del sueño», afirmó. Hay que recordar, que dormir a las horas adecuadas, de acuerdo a la edad, ayuda al desarrollo sano de los órganos, especialmente al cerebro.

Por ende, si los infantes padecen el trastorno antes de superar el primer año de vida, les puede afectar.

Otro análisis

«El hipocampo es esencial para el aprendizaje y la memoria, y los cambios en el tamaño del hipocampo se han asociado con un mal sueño en los adultos y en los niños mayores», comentó la autora principal del estudio, Kate MacDuffie, investigadora postdoctoral del Centro de Autismo.

Por otro lado, Annette Estes exponen que quizá haya un componente biológico de los problemas del sueño en algunos niños con autismo. En el estudio, los investigadores evaluaron a los niños a los 6, 12 y 24 meses de edad, y preguntaron a los padres sobre los hábitos de sueño de los niños. Los bebés también recibieron IRM.

Los investigadores consideraron que 127 bebés tenían un riesgo bajo de autismo porque no tenían antecedentes familiares del trastorno. De los más o menos 300 niños que se consideró inicialmente que tenían un riesgo alto, 71 fueron diagnosticados con autismo a los dos años.

Además, el equipo de MacDuffie comparó IRM cerebrales repetidas con los historiales de sueño de los niños. Los problemas del sueño fueron más comunes entre los bebés diagnosticados con autismo, al igual que un hipocampo de mayor tamaño. No estaban afectadas otras partes del cebero.

La investigación fue revelada en el The New York Time y en otros medios de comunicación internacional.

 

 

 

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