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viernes, junio 6, 2025

Contratos, ingresos y privilegios en juego: ¿qué arriesga Musk con su ruptura política con Trump?

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Redacción. Hace una semana que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el magnate Elon Musk se despidieron en el Despacho Oval de la Casa Blanca, después de que este último haya ocupado el cargo de jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental en los primeros meses de gobierno.

A pesar de que el acto no fue multitudinario, sí resultó ser una despedida cordial, en la que Trump se refirió a Musk como «uno de los innovadores más grandes». Una cordialidad que, sin embargo, se ha diluido pronto. Ahora se vive una guerra verbal entre el presidente y el magnate después de que este se refiriese al plan fiscal del republicano como «una abominación repugnante», días después de la despedida.

Ese conflicto ha continuado a lo largo de esta semana. Sin embargo, rozó uno de sus puntos más tensos este jueves, cuando Trump amenazó con romper con todos los contratos estatales de Musk. Posteriormente, Elon lo acusó directamente de estar presente en los documentos del caso Epstein.

Musk calificó el plan fiscal de Trump como “una abominación repugnante”.

Musk, dueño de distintas empresas como SpaceX o la automovilística Tesla, se enfrenta ahora a la incógnita de qué ocurrirá con sus negocios. Y es que desde 2002 y tan solo con la empresa de fabricación aeroespacial SpaceX, el magnate ha ingresado 15.000 millones de dólares vinculados a contratos estatales.

Lo que queda en el aire para Musk

Las acusaciones entre ambos líderes van, por tanto, más allá. Para Musk quedan ahora varias incógnitas en torno al rumbo que tomará su economía, que empiezan con el foco puesto en SpaceX.

El 7% de los ingresos que SpaceX espera para 2025 depende de contratos con la NASA, que se traduce en $1.100 millones. Hay, por tanto, aproximadamente 22.000 millones de dólares en juego. De estos, $5.000 millones son de cápsula Dragon, la única capaz de enviar astronautas a la Estación Espacial Internacional y que Musk amenazó con desmantelar.

A esta incógnita se une también la de la automovilística Tesla, fundada por Musk en 2003 y que se dedica al diseño, fabricación y venta de coches electrónicos. Sin embargo, y a punto de lanzar su robotaxi en Texas, para el magnate es imprescindible el empujón regulatorio del que se ha beneficiado en los últimos meses.

Unas necesidades políticas para mantener su estabilidad económica que, si bien no han impedido que Musk siga siendo el hombre más rico del mundo, sí le han llevado a registrar la mayor caída de su historia en bolsa. En total, esta guerra verbal ha llevado al magnate a unas pérdidas de 34.000 millones de dólares en tan solo 24 horas.

Donald Trump.

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