MÉXICO. Los asesinatos en Chilapa, Guerrero, ocurren cerca de un retén militar, en las calles del pueblo y en las zonas despobladas.
Las víctimas son jóvenes, adultos, niños, mujeres y hasta embarazadas. A pesar de que ha sido desplegado el Ejército no ha llegado la paz y es por ello que hay un implícito toque de queda: 26 homicidios son parte del motivo.
No fueron las autoridades quienes decidieron que a partir de las 19:00 horas ya nadie saliera a la calle. Es decir, fue la población la que lo decretó, dijo al diario.
«Algo hay muy fuerte en medio para que (los grupos del crimen organizado) estén actuando como están actuando». Dijo en una entrevista improvisada con medios el gobernador Héctor Astudillo.
El mandatario estatal admitió que los tres niveles de gobierno (federal, estatal, municipal) tienen que asumir su responsabilidad y que hace falta una mayor presencia de cuerpos de seguridad, pese a que hay cerca de 500 elementos de distintas corporaciones.
Pese a la seguridad desplegada, el pasado martes 7 de marzo fueron encontrados en bolsas de plástico los cuerpos de seis personas desmembradas, dos días después fue hallado incinerado un vehículo en el que había cinco cadáveres calcinados.
La región
Chilapa es una región incrustada en la entrada en la sierra guerrerense. Hace dos años hacia esa zona fueron llevados 16 hombres secuestrados. Nada se sabe de ellos.
Es en la sierra donde los narcotraficantes tienen, principalmente, cultivos de amapola, de la cual sacan la goma para la fabricación de la heroína. También ahí instalan los laboratorios para procesar la droga. Siendo este último el motivo principal por el cual los carteles se disputan la zona.
