Redacción (serie 4/4). En abril del 2024, Carlos Andrés Padilla Flores, gerente de la Gerencia de Prevención, Seguridad y Movilidad Urbana (Presemu), anunció que entre agosto y octubre de ese año instalarían semáforos en unos 26 puntos críticos que ya habían sido identificados, pero hasta la fecha, a más de un año del anuncio, el proceso sigue estancado.
Hasta hace unos días, finalmente adjudicaron el proyecto, tras varias licitaciones fallidas por su propia ineficiencia.
“La inversión se está contemplando alrededor de 40 a 50 millones de lempiras porque los semáforos son completamente inteligentes», declaraba Padilla Flores el año pasado a Tiempo Digital.
Asimismo, el funcionario estimaba que dentro de cuatro a seis meses se estarían instalando los modernos semáforos.

Finalmente, y tras meses de inacción e imponiendo trabas, el contrato fue adjudicado a la empresa mexicana Semex, especializada en soluciones tecnológicas para el control del tráfico.
En su página web destacan que ofrecen semáforos, señales de tránsito, sistemas de control y estructuras, con enfoque en la innovación y la tecnología vial.
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Además, tienen presencia en países como Canadá, Estados Unidos, España, Reino Unido, Rusia, y en todo el continente americano.
Pero, paradójicamente, la empresa solo obtuvo su constancia de proveedor estatal en abril de este 2025, un requisito básico para poder firmar contratos públicos en Honduras. Otra señal del desorden institucional que ha reinado en este proceso.
La constancia se encuentra en el portal de la Oficina Normativa de Contratación y Adquisiciones del Estado de Honduras (Oncae).

Proyecto
Más allá de las demoras técnicas y burocráticas, lo que más preocupa a la ciudadanía es que el perfil del funcionario que maneja Presemu no corresponde a esas responsabilidades.
Padilla Flores es agrónomo de formación, sin experiencia ni conocimientos especializados en movilidad urbana. Para muchos, este dato no es anecdótico, sino clave para entender el colapso en la gestión de la infraestructura vial.

A esto se suma su escaso conocimiento de la ciudad, ya que no es originario de San Pedro Sula, sino de Olancho.
Bajo su administración, Presemu ha sido una oficina millonaria que promete modernización, pero solo entrega improvisación e ineficiencia.

Según el Plan Operativo Anual (POA) de 2025, un instrumento que sirve para medir lo que promete hacer un funcionario y lo que realiza en la práctica, Presemu debía adquirir nuevos equipos de monitoreo permanente en puntos críticos.
Nada de eso ha ocurrido. Ni semáforos ni monitoreo: solo tráfico, accidentes y frustración ciudadana.
El proyecto, bautizado como “III Etapa del Suministro, Instalación y Puesta en Marcha de Semáforos con Conectividad al Sistema Municipal Centralizado de Control”, pretende modernizar el sistema de señalización en más de 30 intersecciones críticas con tecnología sincronizada y monitoreo remoto.
Aunque el proyecto ya fue adjudicado, se desconoce cuándo empezarán a colocar los semáforos en estos puntos, que cotidianamente son escenarios de accidentes viales y de caos vehicular.

Puntos clave
Autoridades de la Dirección Nacional de Vialidad y Transporte (DNVT) han advertido que la lista de puntos críticos ha crecido de 26 a 30 lugares. Este año se han identificado al menos cuatro puntos conflictivos adicionales.
De estos puntos, únicamente han intervenido tres. Uno de los semáforos instalados está en la intersección de la 27 calle, en el bulevar Las Torres, ubicado en la colonia La Pradera.
Cabe destacar que, durante varios años los vecinos de La Pradera venían solicitando un semáforo, pero fue hasta en abril de este 2025 que las autoridades de Presemu decidieron escucharlos.
En la intersección del otro bulevar Las Torres de la ciudad, que se ubica cerca de la morgue sampedrana, se puso a funcionar otro semáforo.
Y el último se instaló en marzo en el sector de la Stibys, en el bulevar que conduce al puente de Coello.

Recorrido
Tiempo Digital recorrió los 26 puntos que habían priorizado para la instalación de semáforos. Uno de estos es la primera calle del barrio Los Andes, en las 11, 15 y 16 avenida.
También tenían previsto colocar otros en el bulevar Los Próceres, 23 avenida; en el barrio Suyapa 7 calle, 15 y 17 avenida; y en el barrio El Benque en la 7 calle entra la 8 y 9 avenida.
El estudio además muestra como puntos conflictos la 2 calle de la avenida Junior, asimismo la 10 y 20 calle del Segundo Anillo Periférico.
Señalan como puntos críticos también la 13 calle y tercera avenida del barrio Medina; la 19 calle, tercera avenida del Barrio Guadalupe; en Prado Alto, la 20 calle, 10 avenida y en el bulevar del Este en la 13 avenida.

De igual manera, habían señalado otro punto en la 27 calle, exactamente en la 11 avenida de la colonia Montefresco. Y en el bulevar Juan Pablo II, en la primera avenida.
En la 33 calle, una de las zonas más conflictivas por el paso de transporte pesado, se prometieron semáforos en tres puntos clave: uno en la primera avenida donde se ubica la entrada y salida de la Gran Central Metropolitana de Buses.
Además, en la 8 avenida, acceso a la colonia San José V y el bulevar Las Torres, también se requiere un semáforo. Todas estas zonas siguen aún en espera de la intervención de las autoridades.
La ausencia de semáforos en estos puntos clave no solo ralentiza la movilidad, sino que incrementa el riesgo de accidentes de tránsito.
Caos
En zonas como la 33 calle, los conductores denuncian un caos constante, sobre todo en horas pico.
La salida y entrada de buses en la Gran Central Metropolitana ocurre sin control, generando embotellamientos severos.
Esta vía, además, actúa como ruta alterna cuando el bulevar del Sur colapsa, lo que incrementa aún más la presión vehicular.
Situaciones similares se viven en el segundo anillo, en la 10 y 20 calle, donde atravesar la vía se ha convertido en un acto de supervivencia para conductores y peatones.
A esto se suma el paso frecuente de transporte pesado que proviene de Puerto Cortés, lo que agrava aún más el panorama.
Y así ocurre en todos los puntos antes mencionados, donde la promesa de aliviar el tráfico mediante la colocación de semáforos solo ha quedado plasmada en papel.

San Pedro Sula no solo enfrenta una crisis de movilidad, enfrenta una gestión municipal que ha sido incapaz de cumplir con tareas básicas como la instalación de semáforos.
La ciudad convulsiona diariamente, y la ciudadanía se pregunta cuánto más deben esperar para que se actúe con responsabilidad y visión.
Ahora, se espera que Presemu ya no le siga dando largas a la instalación de semáforos, ya que los ciudadanos continúan atrapados en una ciudad que convulsiona. Cada día sin acción es un día más de caos, accidentes y frustración.
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