Redacción. El acto de regresar para verificar si hemos realizado una tarea, como cerrar el auto, es un comportamiento humano muy frecuente. La ciencia ha estudiado este fenómeno y ha encontrado explicaciones fascinantes.
La tensión y el apuro del día a día pueden desencadenar pequeños fallos de memoria que nos llevan a dudar si hemos llevado a cabo acciones rutinarias, como asegurar nuestro vehículo.
La obsesión por verificar si hemos realizado ciertas acciones, como cerrar la puerta de tu casa, podría estar vinculada a trastornos obsesivo-compulsivos (TOC). Un estudio reciente de la Universidad de Concordia sugiere que la raíz de este comportamiento es un temor profundo a perder el control.
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La Universidad Concordia ha descubierto que un ligero temor a perder el control puede desencadenar una conducta compulsiva de verificación constante, característica de trastornos como el TOC.
Según los expertos, este hecho puede ser una de las razones de muchos trastornos de ansiedad, donde se incluyen los TOC. “Lo hemos demostrado”, confirma Adam Radomsky, el coautor de esta investigación.
Gracias a estos hallazgos, los investigadores esperan desarrollar nuevos tratamientos para reducir los síntomas del TOC, especialmente la preocupación excesiva por perder el control.
De acuerdo al estudio, se estima que un 2.5% de la población global sufre de estos problemas, lo que en resumen suma una gran cantidad de gente. De esta forma, los hallazgos podrían conseguir avanzar en el conocimiento de estas patologías para una mayor eficacia en los procesos de tratamiento.
Explicación científica
Para realizar el estudio, se seleccionaron 136 estudiantes universitarios de primer ciclo, todos ellos con un nivel de inglés avanzado. Sin embargo, tras descartar a tres participantes que no cumplían los requisitos, la muestra final quedó conformada por 133 estudiantes, de los cuales 67 tenían el nivel más alto de inglés.
Con el fin de evaluar el impacto de la incertidumbre en el comportamiento de verificación, los investigadores manipularon experimentalmente el grado de control que los participantes percibían tener sobre una tarea específica, generando así una sensación de presión.
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La actividad experimental consistía en una tarea de ordenador donde los participantes debían manipular imágenes a través de un teclado. Se manipuló la retroalimentación que recibían los participantes, dándoles tanto refuerzos positivos como negativos.
En el último caso, las comprobaciones de qué teclas se tocan fueron mayores, por lo que el acto de perder el control, en efecto, tienen consecuencias para los trastornos obsesivos-compulsivos.