Redacción. Sentirse agotado o con la necesidad de dormir durante el día, incluso después de haber descansado lo suficiente por la noche, no es una rareza aislada. Se trata de la somnolencia diurna excesiva (SED), un trastorno que afecta a una de cada cinco personas en el mundo, según estimaciones científicas.
La SED no equivale a “estar cansado”, sino a experimentar una urgencia incontrolable de dormir siestas, episodios de sueño repentino o ataques de sueño en momentos inesperados. Investigadores europeos acaban de publicar en la revista EBioMedicine nuevos hallazgos que ayudan a comprender por qué ocurre.
Un rompecabezas biológico: genética y metabolismo
El estudio identificó que la genética y la alimentación juegan un papel decisivo.
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Genes asociados al sueño: Se habían relacionado antes 42 genes con mayor riesgo de SED.
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Moléculas en la sangre: Ahora, el equipo detectó siete metabolitos clave en personas que sufren este trastorno.
El Dr. Tariq Faquih, especialista en trastornos del sueño del Hospital Brigham and Women’s de Boston y autor principal de la investigación, explicó:
“Los metabolitos que identificamos pueden medirse con herramientas de laboratorio. Tras una evaluación clínica inicial, ayudan a entender qué ajustes se necesitan, incluso a nivel de dieta”.

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Lo que comes puede influir en tu sueño
La investigación revela que ciertos alimentos pueden empeorar la somnolencia diurna, sobre todo en hombres. Entre ellos destacan los que contienen tiramina, una sustancia presente en productos fermentados, demasiado maduros o ahumados:
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Quesos curados
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Carnes ahumadas
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Encurtidos o alimentos en deterioro
Estos compuestos, advierten los científicos, pueden favorecer episodios de hipersomnia: sentirse con sueño excesivo incluso tras haber dormido lo suficiente.
En contraste, la dieta mediterránea parece ofrecer protección. Los ácidos grasos omega-3 y omega-6, presentes en pescados grasos (como sardinas), frutos secos, semillas y aceites vegetales, se asociaron con menor riesgo de SED.
Señales de alerta: ¿es cansancio normal o SED?
De acuerdo con el NHS británico, la somnolencia diurna excesiva presenta tres características que la diferencian de la fatiga común:
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Necesidad frecuente de siestas.
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Capacidad de dormirse durante el día aunque se haya descansado de noche.
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Sueño nocturno prolongado que no evita la somnolencia diurna.
El Dr. Faquih lo resume así:
“Algunas personas pueden estar constantemente somnolientas durante el día; otras tienen ataques súbitos de sueño. Incluso pueden dormirse sin querer en actividades rutinarias como leer o ver televisión”.
Hacia un tratamiento personalizado
Los investigadores proponen un modelo de abordaje que combine:
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Detección temprana de síntomas.
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Evaluación clínica y pruebas de sueño.
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Ajustes en la dieta y estilo de vida.
El objetivo es reducir los ataques de sueño inesperados y mejorar la calidad de vida de quienes padecen este trastorno.
Lo que puedes hacer si sospechas que tienes SED
El Dr. Faquih recomienda usar cuestionarios de autodiagnóstico, como la Escala de Somnolencia de Epworth, antes de acudir al médico. Estos ayudan a identificar la frecuencia y severidad de la somnolencia.
Mientras tanto, algunos cambios pueden marcar la diferencia:
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Evitar alimentos fermentados o muy procesados.
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Incorporar omega-3 y omega-6 a la dieta.
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Mantener horarios regulares de sueño.

La somnolencia diurna excesiva no se explica solo por dormir poco. Puede estar vinculada a la genética, al metabolismo y a lo que comemos. La ciencia avanza en descifrar este enigma, y aunque aún no hay una cura definitiva, se abren puertas a tratamientos personalizados que podrían devolver energía y vitalidad a millones de personas que hoy sienten sueño todo el día.
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