Redacción (AFP).- A pesar de una producción mundial más abundante de maíz, leche o carne en 2023, los países más pobres tendrán que restringir sus importaciones debido al precio todavía alto de ciertos productos básicos, advirtió el jueves la FAO.
En total, el gasto mundial en importación de alimentos batirá un nuevo récord en 2023, principalmente debido a la inflación. La cifra esconde disparidades entre los Estados más ricos, capaces de aumentar su gasto, y los 47 países menos desarrollados, principalmente ubicados en África e incapaces de soportar los aumentos.
En valor, sus importaciones caerán un 1,5% este año, ha advertido la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
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Esta disminución debería ser incluso de hasta el 5% en los países en desarrollo, que son importadores netos de alimentos, como Túnez, Egipto o Pakistán, indica la organización en su informe semestral sobre las «Perspectivas alimentarias».
Incluso si los precios de los aceites o cereales han vuelto a caer después del pico alcanzado en marzo de 2022. Esto se dio pocos días después de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, se mantienen en niveles altos.
Y los de frutas, verduras o lácteos siguen aumentando, «lo que frena la demanda» en los países vulnerables.
Es preocupante
La disminución de los volúmenes de importación en estos dos grupos de países es «un hecho preocupante» y sugiere una disminución de su capacidad de compra, según la FAO.
«Estas preocupaciones se amplifican por el hecho de que la disminución de los precios internacionales de una serie de productos alimenticios básicos no se ha traducido, o al menos no completamente, en una disminución de los precios a nivel minorista nacional», apunta el informe.
Por otro lado, «si bien la depreciación del dólar estadounidense había ayudado a los importadores a compensar el aumento de los precios de los alimentos durante la crisis alimentaria mundial de 2007-2008, en los últimos años se ha producido el efecto contrario».
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Esta moneda, en la que se realiza la mayor parte del comercio internacional, ha aumentado en comparación con las monedas locales de los países importadores. Esto ha exacerbado el aumento de los precios de los productos en el país, explica la agencia.
Por ejemplo, «los precios mundiales del maíz cayeron un 10,2% entre abril de 2022 y septiembre de 2022, pero solo un 4,8% en promedio cuando se calculan en monedas locales reales» de estos países.
«Delicado equilibrio»
Después de un salto del 18% en 2021 y luego del 11% en 2022, se espera que la factura global de importación de alimentos aumente en un 1,5% para alcanzar 1,9 billones de dólares.
«Para frutas y verduras, cereales, azúcar y productos lácteos, el aumento estará vinculado principalmente a los precios», según la FAO. Mientras que en paralelo aumentarán los volúmenes de semillas oleaginosas importadas.
Al mismo tiempo, se espera que la mayoría de los alimentos básicos –arroz, cereales secundarios (maíz, sorgo), semillas oleaginosas, azúcar, leche o carne, con la excepción de la carne de res y cerdo– sean más abundantes en 2023/24.
La producción de cereales secundarios debería aumentar un 3% y alcanzar los 1.513 millones de toneladas. Se trata de «un nuevo récord» llevado por una cosecha que se espera muy alta en Brasil.
«A pesar de estas perspectivas generalmente positivas, los sistemas de producción agroalimentaria mundiales siguen siendo vulnerables a las crisis climáticas, geopolíticas y económicas. Pueden modificar el delicado equilibrio entre la oferta y la demanda y agravar la inseguridad alimentaria», advirtió la FAO.
Al menos 258 millones de personas necesitaban ayuda alimentaria de emergencia en 2022 en comparación con los 193 millones del año anterior. Lo anterior se debe a las repercusiones del conflicto en Ucrania y una sequía histórica en el Cuerno de África.