El gobierno ha puesto en su agenda el desarrollo de una “política amigable” para crear empleo y clima de confianza para los hondureños y los inversionistas extranjeros.
Así lo confirma el secretario de la Presidencia de la República, Reinaldo Sánchez, quien se ufana de que Honduras ha mejorado su posición en el mundo de los negocios y de la economía, elevándose de 110 a 115, según estudios del Banco Mundial (BM).
En esa fantástica promoción oficial, respaldada, dicen, por la prestigiada publicación Doing Business (Haciendo Negocios), el avance proceloso del emprendimiento económico, liderado por el ciudadano presidente Hernández Alvarado, actualmente de viaje promocional por las Europas y Oriente Medio, está rompiendo bazas a nivel mundial.
El secretario de la Presidencia refresca la memoria de los hondureños, que son infortunadamente escépticos a fuerza de trancazos, y dice que “no hay mejor forma de atraer inversiones y crear empleo… para que los grandes y pequeños empresarios tengan un ambiente de negocios amigable y fácil”.
Es, asimismo, el procedimiento apropiado “para reducir la pobreza y generar estabilidad e inclusión (social) en el país”, toda vez que son las mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas) “las que más empleo generan, especialmente en el interior y en el campo”.
Alicia en el país de las maravillas. Aunque el despertar no es el de este famoso cuento, con todo el mundo feliz, sonriente, rodeando a la despabilada protagonista de su pesadilla huracanada, sino, por el contrario, con la nación acongojada por el cierre imparable y veloz de las pequeñas y micro empresas que no soportan el inmisericorde peso tributario, la pérdida del poder de compra familiar, y, por encima de todo, el derrumbe de la estabilidad financiera.
Las grandes empresas –en los términos relativos de la estrecha economía hondureña—también son víctimas de la “política amigable”, con las prácticas confiscatorias, al margen de la ley, que no dejan títere con cabeza. Los cual, por lógica común, no genera empleo aquí y allá, como gusta publicitar el Ejecutivo, sino desconfianza, desesperación, desempleo y más desempleo.
Menos mal, después de todo y para consolación de los tontos, que contamos con el respaldo sicológico y los recursos de la teología mercadológica que proveen, desinteresadamente, los sesudos estudios del Banco Mundial y las expertas elucubraciones de publicaciones como Doing Business, siempre en apoyo de los gobiernos democráticos y progresistas “estilo Honduras”.
