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miércoles, abril 24, 2024

Policías hondureños: asesinos de Fiscales y Generales antidrogas

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TEGUCIGALPA.- Asesinos de Fiscales y Generales Antidrogas han resultado ser algunos miembros de la Policía Nacional de Honduras.

Investigaciones tanto nacionales como internacionales han demostrado lo coludida que ha llegado a estar la institución. Esto, en gran parte, por el involucramiento de algunos agentes con capos del narcotráfico.

Muerte del Fiscal de Oro

Recientemente ha resurgido el caso del asesinato del bien llamado «Fiscal de Oro», Orlen Chávez. Él fue asesinado el 18 de abril del año 2013 y este lunes fue detenido un supuesto implicado en el crimen.

Según reportes de la Inspectoría General de la Secretaría de Seguridad revelaron que policías planearon y ejecutaron su asesinato.

7 certeros disparos acabaron con la vida del talentoso Fiscal: 3 en la cabeza y 4 en el pecho. Dos sujetos a bordo de una motocicleta lo interceptaron en las cercanías del Estadio Nacional.

En total, fueron 7 los policías los señalados por la investigación: 1 comisario, un inspector, un clase 1 y cuatro agentes.

La orden la habría dado un narco desde la costa norte del país.

Chávez había sido asignado a la -por aquel entonces- recientemente creada Fiscalía de Privación de Dominio. La entidad había propinado ya fuertes golpes al crimen organizado con la incautación de gran cantidad de bienes.

Esto, por supuesto, no caló bien entre los narcos afectados. Quienes no tardaron en jalar las cuerdas de sus marionetas en la Policía para reclamar venganza.

Muerte del Zar Antidrogas

En los asesinatos del General Julián Arístides González, zar antidrogas del país, y de Alfredo Landaverde, que había ejercido el mismo cargo, también participaron policías.

Siguiendo el mismo modus operandi, un capo de las drogas ordenó y pago a policías por los asesinatos.

Hasta el New York Times llegaría a publicar sobre el caso.

Investigaciones revelaron que Wilter Blanco, narcotráficante hondureño que ya ha sido capturado, dio la orden.

El brazo corrupto y adinerado de Blanco llegaba hasta lo más alto de la cúpula policial.

Dos directores de la policía, los generales José Luis Muñoz Licona y José Ricardo Ramírez del Cid, trabajaron para él. Junto con más de dos docenas de oficiales que organizaron, ejecutaron y encubrieron los asesinatos.

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