REDACCIÓN. Cansados del abandono, los habitantes de la aldea Mateo, en el Distrito Central, Francisco Morazán, salieron este sábado a las calles para alzar la voz, exigiendo la reparación inmediata de varias calles y de la carretera que los conecta con la capital.
Con pancartas en mano y frases de indignación, los pobladores denunciaron que las condiciones de la vía son inaceptables. Baches profundos, tierra suelta y tramos intransitables forman parte del paisaje diario, dificultando el paso de vehículos, motocicletas y hasta peatones. Según los manifestantes, esta situación no es reciente y ha empeorado desde el año pasado.
Orlin, uno de los manifestantes, expresó su frustración: “Estamos manifestándonos pacíficamente. Hacemos un llamado a quien corresponde porque estas calles están intransitables. Los carros se arruinan a cada rato”.
En su testimonio también recordó compromisos incumplidos. “Le hacemos el llamado a don Octavio (Pineda), el ministro de la SIT (Secretaría de Infraestructura Terrestre), que prometió reparar esta calle. Ojalá pueda acudir lo más pronto posible, porque ya no aguantamos”, insistió, destacando que la vía es muy transitada y que por ella circulan empleados, estudiantes y clientes de los negocios establecidos en la zona.
Además, Orlin lamentó que ya han llegado dos compañías al lugar que aseguraron que harían las reparaciones, “pero no se ha hecho nada. Hay demasiados baches y por eso estamos aquí, para que nos colaboren”, agregó.
Afectaciones que van más allá del transporte
Los pobladores explican que el mal estado de la carretera no solo dificulta la movilidad, sino que también afecta su calidad de vida en general. Servicios esenciales como salud, educación y comercio se ven comprometidos. La inseguridad vial también es una constante.
Don Iván Sánchez, otro de los participantes en la protesta, coincidió en que la situación ya es insostenible. “Uno pasa un bache y cae en otro. Nuestros vehículos se arruinan y a veces no hay remedio”, relató. Contó además que han sostenido reuniones con el ministro de la SIT, pero aún no obtienen una respuesta concreta. “Seguimos esperando”, dijo resignado.
Por ahora, los habitantes de la aldea Mateo esperan que esta acción logre lo que las promesas no han conseguido.