Redacción. El envejecimiento poblacional avanza de forma imparable en América Latina y, para 2050, se estima que uno de cada cuatro habitantes superará los 60 años, incluida Honduras.
Esta proyección, revelada por José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), lanza una señal de alarma: la región no está preparada para cuidar a su creciente población de adultos mayores.
En sólo 25 años se proyecta que habrá 183 millones de personas mayores de 60 años, el doble que hoy, con un incremento dramático en quienes superen los 80, alcanzando los 37 millones.
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Honduras: ¿ventaja o retraso?
Honduras, en particular, se encuentra en una posición singular. Según estimaciones de Naciones Unidas, la población del país alcanzará los 11 millones en 2025. Pero lo más relevante es su transición demográfica, un proceso que lo ubica como el país más atrasado de la región en este aspecto.
Aunque esto podría parecer una desventaja, la demógrafa Ana Del Castillo señala que “a Honduras le va a dar más tiempo para adaptarse a este reto hacia la población adulta mayor”.
La transición implica pasar de altos niveles de natalidad y mortalidad a niveles bajos. En Honduras, la tasa promedio de natalidad de las mujeres bajó drásticamente de 6.4 hijos en 1980 a 2.4 en 2020. Al mismo tiempo, la esperanza de vida se disparó de 41 años en 1950 a 73 años en 2025.
Sin embargo, este margen de tiempo se acorta. La Cepal advierte que en el país la población de 60 años y más se duplicará entre 2030 y 2050. Este es un salto demográfico que, de no abordarse a tiempo, podría desbordar al ya frágil sistema de salud y protección social del país.
Sistema de cuidados
La Cepal ha sido contundente: la región experimentará un cambio histórico donde la demanda de cuidados de adultos mayores superará por primera vez a la de niños. Esto exige sistemas de atención profesionalizados, infraestructura especializada y una profunda transformación cultural.
En el caso de Honduras, ese sistema de cuidados simplemente no existe. En la mayoría de los casos, el cuidado de los adultos mayores recae de manera informal en las mujeres de la familia (madres, esposas e hijas), quienes a menudo asumen la carga sin capacitación, sin recursos y sin reconocimiento de sus derechos.
Esta realidad resalta que, mientras la población envejece, las mujeres siguen siendo el sostén invisible de un sistema de cuidados sobrecargado. La mayoría de los adultos mayores en Honduras vive en hogares donde una mujer, muchas veces en situación vulnerable, asume la totalidad de la carga física y emocional.