Redacción (Serie 2/4). Las promesas para resolver el caótico problema de estacionamientos y el desorden en las vías públicas de San Pedro Sula parecen estar atrapadas solo en el papel, específicamente en el Plan Operativo Anual (POA). Con menos de seis meses para el final de la actual administración, los ciudadanos de San Pedro Sula siguen sufriendo las consecuencias del caos vehicular. La inacción es palpable, y el alivio para los sampedranos sigue siendo una quimera.
El caos en las calles y el desorden vial siguen latentes en la ciudad industrial, mientras la brecha entre el discurso institucional y la realidad cotidiana parece ampliarse cada día más.
El Plan Operativo Anual 2025 de la Sección de Estacionamiento y Control de Vías Públicas, que opera bajo la Gerencia de Prevención, Seguridad y Movilidad Urbana (Presemu), detalla meticulosamente una serie de actividades y proyectos diseñados para optimizar la movilidad urbana.

Gestión ineficiente
Estos compromisos incluyen, por ejemplo, la ejecución de un programa de investigación de paraderos de buses en diversos puntos de la ciudad.
La discrepancia entre lo planificado en el POA y la realidad diaria de los conductores y peatones en San Pedro Sula es abismal.
Esto no solo refleja una ineficiencia en la gestión, sino también una clara incapacidad para traducir la estrategia en acciones efectivas que alivien la congestión y el desorden.
La pregunta clave es: ¿por qué los ambiciosos planes de Presemu no se materializan en una mejora tangible para la movilidad de San Pedro Sula?

Programas
En el documento la dependencia municipal se compromete a ejecutar un programa de investigación de paraderos de buses en varios puntos de la ciudad.
Asimismo, vuelve a proponer la instalación de parquímetros, un proyecto prometido por Presemu desde el 2023.
También prometen dictaminar y georreferenciar los lugares más recomendados para construir estacionamientos y parquímetros dentro de la zona central de la ciudad.
Además, este plan contempla “establecer el orden de la vía pública a través de mecanismos de control de tiempo al momento de estacionamiento por parquímetros».
Para esto, señalizarían los paraderos de buses, harían control de puntos de taxis y buses, así como inspecciones.
Adicionalmente, establecerían el orden de la vía pública a través de mecanismos de control de lo que llaman tiempo al momento.

Realidad vs. Planificación
No obstante, mientras los documentos oficiales detallan planes ambiciosos, en las calles reina el desorden.
Tiempo Digital realizó un recorrido por zonas críticas del casco urbano y constató que la situación sigue sin cambios.
Particularmente afectada es la intersección de la Segunda Calle y Segunda Avenida en el barrio El Centro, justo a la altura del almacén Maheco, establecimiento que incluso ha dado nombre informal a ese sector.
En ese sector, los autobuses permanecen detenidos por largos periodos esperando llenar las unidades de pasajeros, formando dobles filas que colapsan el tránsito vehicular.
A las 9:25 de la mañana, durante la visita de este medio, la vía estaba saturada de autobuses y taxis que descendían pasajeros en medio de la calle, sin ningún tipo de control ni supervisión.
Pese a haber bajado a los pasajeros, muchos conductores no continúan la marcha, sino que permanecen estacionados a media vía durante varios minutos, generando un embotellamiento prolongado.
Durante el recorrido, el equipo de Tiempo Digital permaneció alrededor de 10 minutos varado en Maheco, constatando la ausencia total de agentes o autoridades encargadas de ordenar el tráfico.

Según el Plan Municipal de Movilidad Sostenible (PMS), de los 494 puntos identificados en la red de transporte de San Pedro Sula, el sector de Maheco se destaca como el de mayor congestión. Registra un impresionante flujo de 18,968 ascensos diarios, lo que representa un significativo 3.2 % del total de usuarios en la ciudad.
Esta cifra lo consolida como un cuello de botella crítico que impacta directamente en la fluidez del tránsito y la experiencia de miles de sampedranos cada día.
Bajan pasajeros
A lo largo de las avenidas, los conductores agravan el problema al desembarcar pasajeros en plena vía y estacionarse en zonas no autorizadas para paradas.
Esta indisciplina generalizada de los conductores añade una capa más de complejidad a la ya deficiente gestión del tránsito, evidenciando una falta de aplicación de la normativa y un desorden que va más allá de la mera planificación.
Un trayecto que, en condiciones óptimas, no debería tomar más de cinco minutos, se ha convertido en una exasperante odisea diaria de veinte minutos o, en casos más severos, incluso más tiempo.
Esta drástica diferencia no solo consume minutos valiosos de la vida de los sampedranos, sino que también genera un gasto en combustibles y erosiona la calidad de vida en la ciudad.
“Siempre hay relajo”
Gisselle Cruz, universitaria que toma su ruta diaria desde Maheco, expresó su frustración: “Lo único que queda es salir más temprano de casa para no llegar tarde. Aquí siempre se pierde tiempo”.
Por su parte, un vendedor ambulante que prefirió no identificarse fue contundente: “Aquí los buses hacen lo que quieren».
Mencionó que de vez en cuando llegan agentes de Tránsito, pero no es algo constante. «Esto siempre es un relajo”, agregó.
La situación se replica en otras zonas de la ciudad. Por ejemplo, en la primera calle, donde conductores del transporte público se detienen a dejar pasajeros, realizan maniobras indebidas y virajes peligrosos que han derivado en accidentes.
En las inmediaciones de la Gran Central Metropolitana, conocida como «La Terminal«, el bulevar del Sur es otro un punto crítico en horas pico. Ese sector ha sido tomado como parada por varios choferes.
Caos en el IHSS
Otro epicentro del caos vehicular en la ciudad es donde está ubicado el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS).
Frente a sus instalaciones es común ver constantes congestionamientos provocados por una combinación peligrosa: vehículos mal estacionados que invaden el espacio público y transportistas que detienen sus unidades a mitad de calle, bloqueando por completo el flujo del tráfico.
Esta situación genera no solo demoras, sino también un riesgo latente para peatones y conductores.
El bulevar del Norte también sufre un colapso vehicular diario, pese a los múltiples llamados ciudadanos para que las autoridades intervengan.
El Plan Maestro de Desarrollo Municipal (PMDM) del 2017 estima que el sistema de transporte público urbano atiende una demanda diaria de 592,781 viajes.

Deuda
Mientras los ciudadanos reclaman acciones concretas, Presemu continúa presentando planes que se repiten año tras año, pero en papeles y sin resultados visibles.
El POA, más que una hoja de ruta para ordenar la ciudad, parece haberse convertido en un documento de buenas intenciones que no se traducen en cambios reales.
Cabe recordar que esta gerencia es liderada por el ingeniero agrónomo, Carlos Andrés Padilla Flores. Cabe destacar que, según expertos, el perfil idóneo para esta dependencia es un ingeniero civil o especialista en transporte.

La cuestionable gestión de Padilla Flores, la problemática del desorden vehicular y la anarquía del transporte público siguen siendo una de las principales deudas de la administración municipal.
De no haber acciones contundentes, los sampedranos continuarán atrapados en una rutina de tráfico, frustración y promesas incumplidas.
El caos en las calles y el desorden vial siguen en San Pedro Sula, alimentados por la permisividad, la falta de control y una planificación que, año tras año, solo queda en promesas.
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