Redacción. Como cada fin de año, la creatividad y el ingenio de cientos de hondureños toman protagonismo en las calles de la capital hondureña con la tradicional quema de los muñecos de año viejo.
Este 2024, las figuras políticas se han convertido en las grandes protagonistas, reflejando el sentir popular hacia los personajes que marcaron la agenda nacional.
Por toda la ciudad se pueden observar coloridos muñecos hechos de papel, cartón y ropa vieja. Estos «monigotes» representan a políticos de todos los partidos. Algunos destacan por su nivel de detalle, incluyendo elementos icónicos como trajes, gestos y hasta frases célebres que se viralizaron durante el año.
Entre los más representados hay funcionarios públicos, alcaldes y figuras polémicas que estuvieron en el ojo del huracán por decisiones controvertidas o declaraciones fuera de lugar.
Un vendedor de los muñecos de año viejo relató para un medio local que las figuras más solicitadas por los capitalinos son:
- Mel Zelaya
- Xiomara Castro
- Juan Orlando Hernández
- Papi a la Orden
- Luis Redondo
- Rixi Moncada
- Marvin Ponce
- Enrique Reina
- Eduardo Maldonado
- Milagro Flores, entre otros.
“Este es nuestro modo de expresar lo que sentimos como pueblo. Los muñecos son una forma de cerrar el año con humor, pero también con crítica”, comentó Jaime López, un vecino que lleva años fabricando estas figuras en su colonia.
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Figuras políticas en muñecos de año viejo
Las figuras políticas representadas no solo generan risas, sino también debate. Para muchos, estas creaciones son una forma de dar voz a los ciudadanos y reflejar su descontento o reconocimiento hacia las acciones de sus líderes. Algunos muñecos incluso llevan pancartas con mensajes satíricos que aluden a promesas incumplidas o escándalos recientes.
La tradición culminará con la quema de los muñecos el 31 de diciembre, un acto simbólico que representa dejar atrás todo lo negativo del año. Para los capitalinos, esta actividad no solo es entretenimiento, sino una catarsis colectiva que une a las comunidades en un ritual cargado de significado y creatividad.
Sin duda, los muñecos de año viejo vuelven a demostrar que el ingenio hondureño no tiene límites, ni en la sátira ni en el arte popular.