TEGUCIGALPA. «¡Tamales, tamales, tenemos tamales!», así gritó durante muchos años en las calles de la capital, el joven Luis Alberto Guevara, de 35 años de edad, pues su único objetivo era graduarse como periodista de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y lo logró, pero no todo salió como él se lo imaginaba, allí comenzó la experiencia más difícil que pudo haber vivido jamás.
Luis mantiene en su vida una cortina de niebla en su interior y en su exterior una caparazón muy dura en donde se esconde su verdadero yo, su gran valía como ser humano, allí están dormidos sus talentos y sus capacidades, pero no pierde la esperanza de llegar a ejercer para lo que un día se preparó.
El muchacho nació en Agua Fría, Nacaome, zona sur de Honduras, trabaja desde su niñez, momento en el que salía a vender a la calle tortillas, sandías y tamales junto a su madre Soveyda Guevara, quien ahora tiene 52 años de edad y debido a unas fracturas en sus piernas se mantiene en su casa, prácticamente sus gastos son cubiertos por Luis (hijo mayor) y sus demás hermanos.
Guevara es de raíces muy humildes y estuvo en los Estados Unidos durante casi siete años, donde trabajó como carnicero, pero confiesa que por sus malos hábitos y pésimas decisiones en aquel entonces no pudo aprovechar el tiempo, por lo que regresó derrotado, igual o peor de como estaba antes.
EN BUSCA DE UNA OPORTUNIDAD
«Mi adolescencia no fue tan buena como los demás, pese a ser alguien muy luchador, tuve amistades dañinas, experimenté el alcohol y las drogas, con el pasar de los años decidí renunciar a todo eso que no me beneficiaba», relató a Diario TIEMPO.
La adolescencia es una etapa de la vida en la que los jóvenes aprovechan a ir a fiestas, comer con sus amigos o practicar deportes, pero Luis no tuvo esa juventud soñada, por falta de dinero en su hogar se vio obligado también a vender refrescos naturales y burritas durante la mañana, ya en la tarde se trasladaba al Instituto Central Vicente Cáceres y con el pasar del tiempo a Ciudad Universitaria, de donde se graduó en 2017.
«Elegí periodismo porque es una carrera que nos impulsa a hacer las cosas bien y al final del camino podemos aportar algo, es una carrera hermosa», comentó el comunicador.
Ahora Luis trabaja de forma temporal digitando encuestas dentro de la máxima casa de estudios, allí gana entre 6,000 y 7,000 lempiras, con lo que recibe aporta en el hogar, donde lo esperan su esposa y su pequeña hija de tres años, también con eso ayuda a su señora madre.
NO HALLA EMPLEO COMO PERIODISTA
«No he hallado trabajo como periodista, pero se que Dios me ayudará, pues hay mucha competencia, gente muy buena, aún así no me arrepiento de esta profesión, además, sueño que en algunos años también seré catedrático», puntualizó en entrevista con este periódico.
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La esposa de Luis tiene un puesto de baleadas en la Colonia El Pedregal, allí le ayuda por las tardes para sacar un poco más de dinero que les permita sobrevivir, sí… sobrevivir.
«Mi esposa siempre ha sido clave en mi vida, ella me ayudó sobretodo ya para terminar la carrera, me daba dinero para el pasaje porque muchas veces ni para eso me ajustaba, recuerdo también que unos compañeros me daban alguna hamburguesa, me prestaban la computadora y una grabadora para las investigaciones, así como un par de pesos para irme en el bus, ya cuando no había forma, me iba caminando».
Luis recuerda que en una ocasión su esposa estaba cocinando frijoles en casa, en su intento de ayudarla se terminó quemando uno de sus brazos, pero aún así no retrocedía e iba a la universidad, iba por su sueño, iba por su futuro.
Su práctica profesional la hizo en Corporación Televicentro y aduce que no se terminó quedado pues seguramente las capacidades que miraron en él no eran las que ellos buscaban y tampoco en ese momento había alguna vacante.
Él y su esposa Dunia Julissa Canales, de 38 años de edad, alquilan el lugar donde viven en Brisas del Portillo, El Pedregal, mientras que su madre junto a dos de sus hermanas viven cerca, su otro hermano ya está casado y trabaja como mecánico.
Este viernes 25 de mayo se celebra el Día del Periodista en Honduras y mientras muchos de nuestros comunicadores lo pasarán entre las noticias y una bonita fiesta, Luis Guevara no reirá como quisiera o al menos no en esta ocasión, debe llevar un poco de dinero a su hogar, pues en su vida, de momento no hay espacio para festividades, sólo para para ir subsistiendo.
