Redacción. El papa Francisco, de 88 años, fue hospitalizado el pasado viernes por dificultades respiratorias. Luego de las pruebas médicas, se confirmó que el pontífice padece bronquitis por una infección polimicrobiológica, que ha derivado en una neumonía bilateral.
Según fuentes del Vaticano, el papa está respondiendo bien a los tratamientos y respira de manera autónoma, aunque persiste la preocupación sobre su estado de salud. Mientras el mundo sigue de cerca su recuperación, surge la pregunta sobre qué sucedería en caso de un desenlace negativo para el papa.
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Protocolo de la Constitución Apostólica
Según el protocolo establecido en la Constitución Apostólica Universi Dominici gregis (1996), si el papa falleciera, la Iglesia católica entraría en un periodo de «sede vacante». Durante este tiempo, el cardenal camarlengo, actualmente el estadounidense Kevin Joseph Farrell, asumiría la administración de la Iglesia hasta la elección de un nuevo pontífice.
Cabe destacar que Francisco ha dejado por escrito su voluntad respecto a su funeral. En línea con su estilo austero ha solicitado que el evento sea más sencillo que los funerales de papas anteriores.
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No habrá exposición del cuerpo en un catafalco en la Basílica de San Pedro, como era tradición. El Pontífice tendrá un ataúd abierto de madera con interior de zinc. Además, ha eliminado la costumbre de los tres ataúdes (ciprés, plomo y roble) y el velatorio privado para altos cargos de la curia.
El papa Francisco ha dejado claro que su féretro será expuesto en la basílica vaticana, pero será cerrado antes de la misa exequial, manteniendo así la sencillez que caracteriza su pontificado.