Redacción. Un acto de amor, orgullo y valentía protagonizaron un hondureño y su hijo durante una graduación en Ocotepeque, pues, pese a que el padre perdió su pierna, caminó junto a su muchacho en ese día especial e inolvidable.
La emotiva acción se ha viralizado en las redes sociales y muestra como don Santos Rodríguez se levantó de la silla de ruedas en la que se traslada para hacer la entrada con su hijo al sitio donde se desarrollaba la ceremonia.
Don Santos, además de no tener su pierna, tampoco tiene un brazo. Sin embargo, eso no fue un limitante para que muy sonriente y elegante estuviera presente para su hijo Gustavo Rodríguez, que egresaba de noveno grado en el Instituto Gubernamental de San Marcos.
En una entrevista con un medio local, el orgulloso padre dijo que, «con orgullo, estamos aquí en la graduación de estos muchachos, acompañándolos. Aquí me conocen como Santos Rodríguez, un hombre pintor, de ventas ambulantes. Soy el que vende dulces en las calles».
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Ha sacado adelante a sus hijos
De acuerdo con el valiente hondureño, pese a su condición física trabaja pintando casas y gracias a sus labores ha sacado adelante a sus hijos. Destacó que dejó la brocha a un lado para acompañar a su hijo en la graduación.
«Es lindo, es un momento especial; hay que seguir adelante con nuestros hijos. Estoy contento porque hoy se graduó este cipote y ayer (martes) estuvimos en la graduación de mi hijo Santos y hoy estamos con Adolfo», resaltó embargado en alegría el orgulloso padre.
También adelantó que Karen Marisol, su otra hija, se va a graduar el año que viene y, si Dios lo permite, estará con ella en ese día especial. Don Santos aseguró que se siente muy satisfecho por el progreso de sus hijos.
«El que honra a su padre y a su madre serán bendecidos toda la vida», dijo. Mientras que su hijo Gustavo, por su lado, afirmó que estaba muy feliz y satisfecho porque sus progenitores estaban con él en su día especial. A su vez, destacó que aprendió el oficio de la pintura y trabaja junto a su papá.
Don Santos agradeció a la comunidad de San Marcos, Ocotepeque, porque aun con su condición física han confiado en él y le han dado trabajo. Y, con ello, ha sacado adelante a sus muchachos.