Redacción. El orégano fresco (Origanum vulgare) es una hierba aromática comúnmente utilizada en la cocina, pero más allá de su valor culinario, ha comenzado a llamar la atención de la ciencia por su potencial efecto protector sobre la salud cardiovascular.
Diversos estudios han explorado cómo sus compuestos activos, especialmente el carvacrol, pueden influir en la presión arterial y otros marcadores del sistema circulatorio.
Composición química y compuestos bioactivos
El orégano contiene una amplia gama de compuestos con propiedades terapéuticas. Entre los más relevantes destacan:
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Carvacrol y timol: monoterpenos fenólicos con efectos antiinflamatorios, antimicrobianos y antioxidantes.
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Ácidos fenólicos (rosmarínico, caféico): asociados con la neutralización de radicales libres.
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Flavonoides: con actividad antioxidante y vasodilatadora.

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Efectos antioxidantes y protección vascular
Uno de los mecanismos más importantes del orégano está relacionado con su capacidad para combatir el estrés oxidativo, una condición provocada por un exceso de radicales libres en el organismo. Este proceso, cuando se mantiene en el tiempo, daña las células endoteliales que recubren los vasos sanguíneos, favoreciendo:
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Disfunción endotelial
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Inflamación crónica
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Ateroesclerosis
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Incremento de la presión arterial
Los antioxidantes del orégano, especialmente el carvacrol y los polifenoles, ayudan a preservar la integridad vascular y a prevenir estas alteraciones.
Impacto sobre la presión arterial
Estudios en modelos animales han evaluado el efecto del orégano y sus compuestos sobre la presión arterial. Un artículo publicado en Plant Foods for Human Nutrition reportó que ratas hipertensas que recibieron dosis de carvacrol experimentaron una disminución significativa tanto en la presión sistólica como diastólica.
Los mecanismos propuestos incluyen:
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Vasodilatación: relajación de los vasos sanguíneos que mejora el flujo y reduce la resistencia.
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Inhibición del sistema nervioso simpático: que puede disminuir la respuesta hipertensiva al estrés.
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Modulación del calcio intracelular: lo que también favorece la relajación muscular vascular.
Aunque se requiere más investigación en humanos, estos hallazgos abren la puerta al uso del orégano como un coadyuvante natural en el manejo de la hipertensión.
Evidencia de efectos anticoagulantes
Un ensayo clínico publicado en junio de 2025 reveló que extractos de hoja de orégano pueden prolongar los tiempos de coagulación (PT y aPTT) en humanos, lo que sugiere un efecto anticoagulante. Esto podría resultar beneficioso en la prevención de trombosis o accidentes vasculares.
Sin embargo, esta acción también conlleva riesgos, especialmente en personas que toman medicamentos anticoagulantes o que padecen trastornos hemorrágicos. Por esta razón, no se recomienda el consumo de suplementos ni aceites concentrados sin control médico.
Seguridad y forma recomendada de consumo
De acuerdo con publicaciones como EatingWell y revisiones científicas en ScienceDirect, la forma más segura y eficaz de consumir orégano es como parte de la dieta diaria, utilizando:
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Hojas frescas
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Orégano seco de uso culinario
Este consumo moderado no solo evita efectos adversos por dosis elevadas, sino que también permite integrarlo a preparaciones saludables como sopas, guisos, ensaladas, marinadas o salsas. Es importante no confundir el uso culinario con el uso terapéutico de extractos altamente concentrados, cuya seguridad no está completamente establecida.

Recomendaciones nutricionales complementarias
El orégano fresco puede ser un complemento en una alimentación orientada al control de la presión arterial, siempre que esté incluido en un patrón saludable como el estilo mediterráneo o la dieta DASH, que se caracteriza por:
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Alto consumo de frutas y verduras
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Cereales integrales y legumbres
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Grasas saludables (aceite de oliva, aguacate, frutos secos)
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Bajo contenido de sodio y alimentos ultra procesados.
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