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jueves, marzo 28, 2024

Opinión de Mario Berríos: Policías depurados, reestructurados y retirados

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Por Mario Berríos.-Uno de los temas trascendentales en Honduras es la depuración policial, salpicada por los tentáculos del narcotráfico y otras mafias que, desde el gobierno, han aprovechado para mover el molino a su favor. Debido a la falta de información y al manejo inadecuado del tema, la gente tiene ciertas ideas confusas, no claras, en otras palabras el tema es oscuro, oscuro hasta por la injerencia que han tenido determinadas mafias en ese asunto.

De los miles de separados de la policía bajo la tutela de la actual comisión, sin duda muchos acumularon antecedentes reñidos con la moral y las buenas costumbres para ser considerados no aptos, otros por faltas graves, incluso por delitos. Pero de cienes de depurados rara vez en el seno de la comisión depuradora han presentado evidencias contundentes como para que algún funcionario policial sea objeto de acción criminal por parte del Ministerio Público.

Muchas de las comparecencias públicas de miembros de esa comisión se han convertido en show mediático. Si los oficiales retirados y reestructurados de la institución policial pusieran más interés en las palabras de esos funcionarios, se dieran cuenta que son comparecencias dignas de incoarles acciones criminales privadas por daños al honor, porque fácil es decir habladurías cuando le ponen un micrófono o una cámara de televisión, llevándose de encuentro a decenas de policías que con honor sirvieron al país.

La depuración, si bien ha servido para eliminar de la institución policial a una gran cantidad que hicieron del organismo su fortín para hacer picardías, también es cierto que oficiales y miembros de la escala básica han sido cancelados de manera ilegal por la comisión, con la venia del actual gobierno. El debido proceso no se ha observado en este asunto, como si se tratara de ciudadanos de tercera o cuarta categoría, violentándoles a todas luces sus garantías constitucionales: derecho a la defensa, la presunción de inocencia y el principio de legalidad y objetividad.

El proceso de saneamiento además ha sido politizado, cada vez que el gobierno central desea desviar la atención de los grandes actos de corrupción de varios de sus funcionarios, procede a dar una noticia de parte de la comisión depuradora para logar primeras planas de medios escritos, radiales y televisados. Hoy con el tema de los hondureños en la corte del Distrito Sur de New York, igual el gobierno corre con sus socios tarifados a publicar noticias en su afán de minimizar las notas que proceden desde Usa en el ánimo de quitar a sus incondicionales de la exposición mediática.

Artículo anterior: Opinión de Mario Berríos: La Venganza del Cachiro

Miembros de la comisión depuradora mencionan a manzanas podridas, lo cual es positivo señalar en algunos casos, no para generalizar respecto a todos los miembros pues la institución ha producido hombres de principios y valores, hombres de bien. La chismografía ha resultado ser una valiosa herramienta de la comisión depuradora, ha estado a la orden del día en ese proceso, asimismo la mano de las mafias del narcotráfico ha sido notoria cuando han logrado sacar de la institución a uniformados que jamás cedieron a sus deseos y, por el contrario, levantaron informes y cargos contra ellos. Muchos de estos oficiales llegaron incluso a reclamarle al presidente anterior, volviéndose desde ese momento indeseables de la clase política por señalar la colaboración de familiares y políticos con el narcotráfico.

Esa extensa mano del narcotráfico y el lavado ha estado presente sin que los mismos miembros de la comisión se den cuenta por mano de quién actúan, se han convertido, de a poco, en títeres de titiriteros. Pero no se les puede censurar mucho por desconocer las maniobras de las mafias, no tienen ese alcance, acaso es de censurarles los epítetos que utilizan contra los buenos: “manzanas podridas”, “corruptos”, “delincuentes”.

En el caso de oficiales que están incursionando en el sector político, tienen todo el derecho de elegir y ser electos, excepto que alguno de ellos estuviere impedido o coartado en sus derechos por resolución o sentencia judicial.

Personajes, funcionarios y religiosos tarifados de nuestro país han salido a mostrar preocupación por la participación de oficiales en política. Debo decir que de la institución policial y durante ese proceso de depuración muchos han salido voluntariamente y con expediente limpio, hombres preparados académicamente, ciudadanos experimentados, prójimos que en ocasiones pusieron en peligro sus vidas. Por esa enorme capacidad mostrada a lo largo de su vida no será casualidad que, en el próximo proceso eleccionario, salgan escogidos oficiales, hondureños de temple y sacrificio que, en cierta etapa de sus vidas, prestaron honrosos servicios a la patria e hicieron de la honradez, su culto, y del sacrificio su vida diaria, por cuyas tareas muchos en público y privado han sido galardonados por autoridades nacionales y extranjeras.

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