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jueves, marzo 28, 2024

Opinión de Mario Berríos: Ladrones de cuello blanco

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Por Mario Berríos. -Cuando por fin una ex primera dama es capturada, como el caso de Rosa Elena de Lobo, a quien debemos etiquetar como cleptómana y no como a una dama a quien debamos respeto, es permitido soñar con que —por fin— a los lanas de cuello blanco se les empieza a socar la soga, a estrechar el nudo sobre aquellos que, inmisericordes, han robado al pueblo durante décadas.

Nunca en la historia un forajido de la talla de Rosa Elena de Lobo, cual una rosa de espinas largas, había sucumbido, al fin cae una de muchas que han metido las uñas, esto nos hace suponer que el castillo de naipes marcados por la clase política gobernante en su juego para adormecer al pueblo, se les comienza a desmoronar. Hoy más que nunca los ciudadanos debemos arremeter contra aquellos que vulneran nuestro frágil sistema democrático, uniéndonos en la lucha contra de los corruptos, ladrones y estafadores que, por medio del poder político otorgado a ellos mediante el voto, nos han robado año tras año, gobierno tras gobierno.

Tuvo que mediar una denuncia nacional e internacional del Consejo Nacional Anticorrupción, CNA, a través de Gabriela Castellanos, para que pudiésemos observar acciones. El pueblo hondureño no puede haber olvidado tantos azos: arrozazo, fenafutazo, inconstitucionalazo, electrocutazo, carretillazo, reeleccionazo, medicazo, harinazo (pastillas de harina), camarazo, cachirazo, en fin decenas de actos criminales perpetrados por altos funcionarios en un saqueo sistemático de los recursos públicos, la corrupción ha cundido por todas las instituciones del poder en la más absoluta impunidad, los tráficos de influencia para proteger a narcotraficantes, la mordida matrera en contra de inversionistas extranjeros y nacionales, la manera como políticos, empresarios, directores de canales de televisión y medios escritos, se han vendido al poder gubernamental por bolsas y fajos de billetes bajo la máscara de contratos.

Escándalo tras escándalo han quedado registrados hechos bochornosos sin que el Ministerio Público tome acciones, únicamente cuando ha mediado presión pública se han atrevido a dar resultados en contra de la corrupción gubernamental; con lo poco realizado hasta la fecha están en deuda. Tampoco podemos olvidar los innumerables crímenes, heridos a mansalva con armas de guerra, desapariciones, torturas, ejecuciones extrajudiciales y toda clase de violaciones de derechos humanos de manifestantes, campesinos, estudiantes, obreros, sindicalistas, periodistas, que marcaron los recientes meses de horror, y contra los que el Ministerio Público todavía no ha reaccionado. No es posible que en tan poco tiempo en la memoria de los hondureños se haya borrado este descrédito histórico y una mayoría decida ahora con su silencio que se abran las puertas de la impunidad a decenas de ladrones y asesinos de los recientes gobiernos, estos también tienen que caer conforme pasan los meses y años.

A la luz de la captura de Rosa Elena de Lobo, el 28 de febrero de 2018, Juan Orlando Hernández debe entender que no puede  continuar con su juego de defensor de estafadores de su partido, lo han hecho quedar mal y mucho bien haría con empezar a entregarlos y dejar de protegerlos, ese apoyo a los ladrones de cuello blanco y ligados al narcotráfico puede arrastrarlo a un turbulento remolino, puede envolverlo con pruebas fehacientes de su identificación con los corruptos y con una política de protección hacia ellos. Si Juan Orlando Hernández persevera en esta dirección, que parece haber mantenido desde el inicio de su gobierno, la incipiente democracia hondureña continuará en retroceso y mermará aún más el progreso económico.

El pueblo debe continuar sentado pacientemente y seguir esperando el parsimonioso desfile de corruptos, el comportamiento opaco del Ministerio Público es de esperarse con una nula rendición de cuentas y con resultados pobres en donde los escándalos —y no las condenas— son el diario vivir. A estas alturas el Ministerio Público debe colocarse en posición de pelea con los ladrones de cuello blanco y los diputados señalados en latrocinios, no le queda de otro rumbo que unirse al clamor del pueblo; nada bien le abona a su imagen si no aprovecha este momento para continuar dando golpes certeros, sin diálogos, cierre de ojos ni componendas con el actual gobierno.

Con la extensa secuencia de actos de corrupción en los recientes años, el país ha detenido su crecimiento económico, se ha fracturado la capacidad productiva para enfrentar los retos nacionales, se ha destruido la confianza de la comunidad nacional y de los inversionistas extranjeros de tal manera que las promesas de Juan Orlando Hernández estamos a punto de verlas evaporarse. En consecuencia los gobiernos de turno han tomado al país como suyo, como su hacienda o bufete, la Presidencia y la mayoría de ministerios e instituciones han significado un matrero privilegio para gozo personal e criminal, si no giremos el cuello hacia la Enee.

Pero los partidos políticos no han sido malos, las instituciones tampoco, lo malo y criminal han sido los grupúsculos nefastos creados entre políticos y empresarios con el fin de apoderarse de los partidos, por ello necesitamos nuevas estructuras políticas en cada partido, nuevas caras, renovación de los partidos.

Recientemente renunció el líder de la misión internacional contra la corrupción, Juan Jiménez Mayor, acusando el marginamiento de su reducido grupo de fiscales así como la clara hostilidad, resistencia, amenazas y bloqueos del gobierno hondureño de Juan Orlando Hernández. Esta es otra clara señal de que la lucha contra los corruptos es avalada por el mismo gobierno y que, juntos con tanto compinche, no están dispuestos a dejarse arrancar del poder para evitar la cárcel y el descrédito.

La ofensiva ciudadana en contra de la corrupción en Honduras debe continuar a través de la Maccih, el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), y las organizaciones civiles hasta el momento no vendidas, de hecho por razones obvias con las iglesia católica y evangélica ya no podemos contar, tampoco con la mayor parte de diputados, especialmente los plegados el Ejecutivo, pues es allí precisamente donde han saboteado gran parte de los esfuerzos de la Maccih, congelando la legislación idónea para proteger a los testigos y deteniendo la aplicación de nuevas leyes en contra de los corruptos, como la de aprobar un decreto congelando las investigaciones sobre el dinero para proyectos sociales administrado por diputados, consecuentemente un juez desestimó el caso contra los parlamentarios.

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