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jueves, abril 18, 2024

Opinión de Mario Berríos: Insubordinación masiva

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Mario Berríos, abogado y escritor.

Por Mario Berríos. -El 19 de junio de 2019 será memorable, un mayoritario sector de la población hondureña decidió decir basta ya a las incontables medidas represivas del gobierno, cuya visión en cada tema ha sido aplicar represión militar o dirimir temas por la vía militar.

Diferentes sectores de la sociedad decidieron unirse a un paro sistemático liderado por la Plataforma de Salud y Educación, quienes han sabido resistir los embates del gobierno para desorganizarlos, más allá un grupo de articulación nacional de fuerzas a través de redes sociales (no de la izquierda ni de la derecha radical), ha logrado conjuntar y articular los esfuerzos de la población por hacer frente a la represión de las Fuerzas Armadas y la Policía Militar del Orden Público.

Una situación continuada de medidas por parte del gobierno ha de esperarse, sin excluir una acción militar en contra de unidades policiales (sabido es que toda respuesta a los problemas ha sido la vía militar) que este día se cruzaron de brazos en señal de descontento, de hecho sacaron corriendo el máximo jefe policial de un cuartel policial.

Toda crisis nacional ha sido puesta en manos de comisiones políticas, comisiones que no resuelven pues no tienen suficiente autoridad y además les falta brillantez mental, por el contrario enturbian los acuerdos, de ahí que tanto los asesores militares como políticos han hecho lecturas equivocadas sobre el acontecer nacional, acerca de los movimientos sociales y sus reclamos y sobre personajes de la vida cotidiana.

La crisis ha ido aumentando de tono, ahora que estamos bajo los estallidos de los primeros disparos, la emergencia ha sobrepasado la capacidad del gobierno.

Temas como la reelección presidencial y los constantes caprichos y violaciones a las leyes (destitución de Magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia) dejaron herida la institucionalidad, enfrentados a diversos sectores, desde partidos políticos hasta grupos sociales y hasta familias.

El descontento finalmente llegó hasta la propia casa nacionalista, donde hoy otros movimientos pujan en contra del mismo gobierno, en consecuencia ha desaparecido la cacaraqueada unidad granítica.

En la larga lista de sectores descontentos figuran los médicos, maestros, transportistas, taxistas, militares de los presidios y policías, estos últimos hasta corrieron al Comandante de la Policía Nacional en esta fecha.

Todos los sectores han dado una clara muestra de repudio al actual gobierno así como al anterior (y a otros), que han hecho de la administración del Estado su hacienda personal, llegando a dirigir incluso a carteles de drogas y mafias de saqueo desde un puesto público.

Por otra parte en buen castellano el pueblo finalmente se está dando cuenta que nada debe esperar de los gringos y tampoco de las Fuerzas Armadas, que en los últimos tiempos ha servido únicamente para atacar a los ciudadanos desarmados como si se tratara de un ejército enemigo, incluso dando bala viva por la espalda a muchos ciudadanos.

En los recientes meses ha quedado evidenciado que la actual cúpula gubernamental nos tiene a la altura de un narco estado y estado saqueado, de tal forma que no puede cumplir los compromisos económicos con los diversos sectores, la vida se ha encarecido y cienes de empresas se han declarado en quiebra.

Ante los reiterados ataques de fuerzas militares a los ciudadanos durante tomas, pobladores a lo largo y ancho del territorio han reaccionado con violencia quemando contenedores de fruta, carros, cisternas, camiones, locales. Y ojo, en algunos casos ha asomado la mano peluda de alguna entidad del gobierno pretendiendo achacar acciones a los ciudadanos comunes para justificar sus acciones represivas, de hecho la muerte de algunos opositores hace sospechar de un terrorismo de estado a las puertas.

La chispa está encendida desde la publicación de los Decretos del poder Ejecutivo en Consejo de Ministros, denominados PCM referidos a los derechos fundamentales a la salud y a la educación.

Y esa llama ciudadana será difícil de extinguirla porque ese pueblo vapuleado por los militares ha despertado, la mayoría no tiene trabajo digno, la inversión se ha ahuyentado, se respira odio contra el gobierno actual en su conjunto y, para coronar, la población ha logrado estructurarse y articular diversos sectores con miras a una toma del control del país por parte de la ciudadanía, en detrimento del gobierno y sus fuerzas militares o de cualquier partido político tradicional o líder que pretenda llevar agua para su molino durante el torbellino social en que nos encontramos.

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