#REFLEXIONES #DEL #COMPAÑERO #JUNIOR #MADRID- –“El principio de incertidumbre tiene profundas aplicaciones sobre el modo que tenemos de ver el mundo”; así lo planteaba el físico alemán Werner Heisenberg, en su Teoría de Incertidumbre; Albert Einstein fue más allá, al decir que, “las reglas que gobiernan las cosas que podemos ver no aplican a las cosas que no podemos ver”. Actualmente de forma simultánea vemos que el mundo entero viaja sobre una partícula viral.
Hace unos siglos atrás, tener noticias desde el Nuevo Mundo hacia el viejo Continente, y viceversa, podía tardar alrededor de 8 semanas; en los dos últimos siglos, la tecnología le ha permitido a la Civilización Humana, estar conectada en tiempo real con la información y también con sus semejantes sin importar la ubicación geográfica.
En las dos últimas décadas la mayor amenaza de la especie Humana era el invierno nuclear; las naciones del primer mundo llevan muchos años en la maratónica carrera armamentista; donde han usado una gran parte de su presupuesto en preparar a sus ejércitos, y armas muy poderosas y letales y capaces de destruir o acabar con toda posibilidad de vida en el Planeta.
El deseo desenfrenado por mantener la hegemonía económica y militar, por tierra, aire y agua en todo el planeta, ha provocado que la paz y la vida del mundo, cuelguen de un hilo.
El año pasado vimos como Estados Unidos y China entraron en una deliberada “guerra comercial”; Donald Trump, sin medir consecuencias, comenzó a imponer aranceles a muchos productos chinos, y el punto más álgido fue cuando quiso poner una tranca para bloquear a la Empresa china Huawei; sin embargo en la reunión del G-20, a finales del mes de junio, celebrada en Osaka, Japón; los presidentes de ambos países se reunieron para hablar sobre este tema; ya que China no se había quedado atrás, en reacción había impuesto aranceles a 150 productos estadounidenses. Trump tuvo que replantear su postura ante esta situación.
Cinco meses después de esa reunión del G-20, exactamente el 17 de noviembre de 2019, se confirma el primer caso del Coronavirus (COVID-19) en China; sin embargo, fue hasta finales de diciembre donde los médicos chinos manifestaron en voz baja que se enfrentaban con una nueva enfermedad. No paso mucho tiempo cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el COVI-19 una pandemia mundial.
Esta nueva pandemia ha vuelta a activar una nueva crisis en las relaciones entre Estados Unidos y China; ya que los chinos tienen fuertes sospechas que dicha pandemia pudo ser introducida por militares estadounidenses, en los Juegos Mundiales Militares, que se llevaron a cabo desde el 18 de al 27 de octubre de 2019, en Wuhan; casualmente el lugar donde fue el epicentro de la pandemia, y donde se registró el primer caso un mes después. China expulso de su territorio, 13 periodistas norteamericanos; esto fue en respuesta a que Estados Unidos saco 60 empleados chinos de medios que trabajaban en el país del Norte.
El mundo está encuartelado ante la amenaza de esta pandemia que ha cobrado la vida de miles de seres humanos y que ha venido a desnudar un sistema económico mundial, al que el Papa Juan Pablo Segundo, le dio el calificativo de “Salvaje”; un sistema económico que ha puesto el dinero sobre las vidas humanas, y que ha privatizado los servicios públicos que constitucionalmente la Democracia le concede de forma gratuita a los Pueblos.
Derechos Humanos, y Universales que solo han quedado en papel mojado, dentro de la retórica de los discursos hipócritas y cínicos que todos los años ante la convocatoria de la Asamblea de la Organización de Naciones Unidas (ONU) llegan a dar los líderes de todos los países del mundo. Todos hablan de justicia, de Democracia, de LIBERTAD, de la Reducción de la Pobreza, del Cambio Climático, de la Paz Mundial; y paradójicamente he aquí un ejemplo muy claro del cinismo y la hipocresía; los países encargados de la paz del Mundo, son los mismos países, mayores productores de armas.
Me atrevo a decir que nos encontramos en las vísperas de un invierno viral, donde como ya lo explicamos en los antecedentes, en cada acción que Estados Unidos ha hecho contra China, tal y como lo establece la tercera ley de Isaac Newton, China siempre ha reaccionado.
La avaricia de poder, y el choque de egos entre mortales que se creen inmortales, una vez más ponen al bordo del precipicio la paz mundial, las economías de los países
y lo peor, la existencia de la especie humana con esta nueva pandemia.
ha chocado con su cruel realidad, y despertado de un sueño de fantasía suicida consumista y se ha dado cuenta que tan solo somos peregrinos en este mundo.
Omoa, Cortes, 23 de marzo de 2020.
Junior E. Madrid
